El Valencia llega lanzado
El equipo de Valverde impone su centro del campo y golea a un Osasuna sin resistencia
Al final el trabajo de un entrenador se mide por una máxima ineludible: el rendimiento que saque de sus jugadores. Valverde ha mejorado a casi todo el plantel. Desde Guardado, por primera vez sorteando rivales por el callejón del 10, hasta Cissokho, liberado para alcanzar la línea de fondo. Por no hablar de un Parejo aplomado y sereno como mediocentro defensivo y un Ever Banega capaz por fin de encadenar una serie notable de partidos consecutivos.
Está de dulce el Valencia, goloso con la pelota y voraz para atacar los espacios. El tercer gol retrató ese gustazo. Jonas puso el balón justo donde lo había imaginado: raso y en diagonal a la espalda de los centrales. Acudió veloz Soldado, trabado por detrás por Arribas. Expulsión y falta en la corona del área. A Parejo, el especialista, le faltó decisión para exigir su derecho. Se le adelantó Ever Banega, autor de una pequeña obra de arte. El golpe suave y enroscado esquivó la barrera antes de abrirse y caer hacia la escuadra derecha de Andrés Fernández.El tercer tanto del mediocentro argentino en la Liga, un logro para él, al descubrir que tiene gatillo.
VALENCIA, 4; OSASUNA, 0
Valencia: Guaita, Joao Pereira, Ricardo Costa, Mathieu (Víctor Ruiz, m.80), Guardado, Parejo, Tino Costa, Jonas, Banega, Canales (Cissokho, m.45) y Soldado (Valdez, m.76).
Osasuna: Andrés, Oier, Flaño, Arribas, Nano, Raul Loé (Massoud, m.56), Silva, Cejudo, Timor, De las Cuevas y Sola (Lolo, m.58) (Marc Bertrán, m.72).
Goles: 1-0. M. 38. Soldado. 2-0. M.44. Ricardo Costa. 2-0. M. 59. Banega. 4-0. M. 93. Jonas, de penalti.
Árbitro: Del Cerro Grande. Expulsó con roja directa a Arribas (m.58) y por doble amarilla a Timor (m.75). Amonestó por el Valencia a Jonas y Joao Pereira y por el Osasuna a Silva, Marc Bertrán y Nano.
Unos 35.000 espectadores en Mestalla.
Le falta campo al Valencia en este final de curso. Llega lanzado. Con muchas ganas de resarcirse de ese pésimo arranque de campeonato, cuando era un equipo lento, previsible y aburrido. Ahora es todo lo contrario. Contagiado por el deleite de sus centrocampistas, que imponen su exquisitez técnica a través de Parejo, Ever Banega, Canales (otra vez lesionado y sustituido en el descanso) y Jonas, una joya. El atacante brasileño, tantas veces denostado en Mestalla, merecería un monumento. La diferencia entre lo que costó, 1,5 millones, procedente del Gremio de Porto Alegre, y su productividad, es abismal. Hubo una parte de la temporada, hace un par de meses, cuando la grada lo abucheaba sistemáticamente, pero Valverde lo mantenía en el campo por una razón; el gol en vena. En concreto, 13 en la presente Liga, seis menos que Soldado, con quien mantiene una fértil y duradera pareja. El tanto del valenciano, tras un fallo en el bloqueo de Andrés Fernández, vino precedido de un disparo con la zurda de Jonas. Es es el secreto de Jonas, la variedad de recursos: la cabeza, el regate, el pase, el tiro... Un poco de todo.
Osasuna opuso poca resistencia. Menos de media hora. Mientras le aguantó en pie Andrés Fernández a un cabezazo picado de Jonas. Al errar poco después su portero, se desmoronó. Sin profundidad ni aguante, se le acumularon las desgracias: la expulsión de Arribas, la lesión de Lolo, retirado en camilla tras haber entrado poco antes por un inédito Kike Sola, la roja también para Timor por doble amarilla...
La fortaleza en el juego aéreo del Valencia volvió a concretarse con el regreso a la alineación de Ricardo Costa, poderoso al entrar a cabecear un centro combado de Tino Costa. Mestalla asistió feliz y relajada a la soleada cita vespertina, complacida con la superioridad de su equipo, aunque implacable una vez más con Víctor Ruiz. Este entró cuando ya estaba todo decidido, para darle el entrenador un poco de ritmo, pero parte del público, la más rencorosa, le recordó con silbidos el fallo de hace varias jornadas en Cornellà, propiciando el gol de Sergio García y el 3-3 en el minuto 93. La guinda la puso Jonas, de penalti, tras una mano del lateral Nano. Premio para un futbolista de una pieza, empeñado en contradecir la corriente popular.
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