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Polvorín en el vestuario del Levante

Barkero se retracta tras acusar a cuatro compañeros de dejarse ganar por el Deportivo (0-4)

Ballesteros pelea un balón con Pizzi en el partido contra el Deportivo.Foto: atlas | Vídeo: k. f.

"El Levante es un club familiar, atento y divertido. De gente dicharachera y de risas. Nadie te pone mala cara. Y muy trabajador. Juanfran [el lateral izquierdo] lo organiza todo”. Hace exactamente dos meses, José Javier Barkero no podía ocultar su felicidad. Cumplía su segunda temporada de éxitos en el Levante, sobrados de puntos en la Liga tras una aventura hasta los octavos de final de la Liga Europa, la primera incursión europea en 102 años del club granota, al caer ante el Rubin Kazan. Pero todo eso se rompió en algún momento. Y Barkero (Aretxavaleta, 1979) apareció ayer sombrío y atormentado. Empeñado en el imposible de salvar la relación con sus compañeros tras haber acusado a cuatro de ellos, en el descanso del partido ante el Deportivo del pasado 13 de abril, de dejarse ganar (0-4). “Les he pedido disculpas a mis cuatro compañeros, a los que he acusado de algo que es erróneo; a Gustavo [Munúa, portero uruguayo], a Sergio [Ballesteros, el central y capitán], a Juanfran y a Juanlu [extremo zurdo que solo jugó los últimos 20 minutos en ese encuentro]”, declaró el mediapunta vasco, tras pedir a la entidad azulgrana anular el acuerdo de renovación de contrato por una campaña más. En un discurso estudiado, Barkero continuó: “He hecho mucho daño a su imagen, a su persona y a sus familias, ellos que han dado mucho por este club. El equivocado soy yo al acusarlos de algo que no ha pasado. Intentaremos reconducir la situación. Quedan cinco partidos, hablaré con ellos y espero que esta relación sea lo mejor posible”.

Cómodamente instalado en los 40 puntos, a un paso de la salvación, la tormenta granota la desencadenó el 0-3, entre el minuto 12 y el 28 (Valerón, Pizzi y Nelson Oliveira), con el que el Levante se marchó al descanso del Ciutat de València. “¡No quiero participar en esta mentira de partido; esto es una farsa!”, gritó Barkero en el vestuario, según desveló la cadena Ser, antes de acusar directamente a cuatro de los más veteranos del plantel, dos de ellos, Ballesteros y Juanfran, símbolos del levantinismo por haber regresado a pasar sus últimos años triunfales en el equipo de su vida, del que surgieron. “¿Qué estás insinuando?”, le respondió Munúa, antes de un cruce de insultos y lanzamientos de botellas al suelo hasta la llegada a la caseta del entrenador, Juan Ignacio Martínez (JIM), que pidió calma y profesionalidad, además de aplazar la discusión del conflicto. Al lunes siguiente, la reunión se celebró entre los once titulares del choque frente al Depor excepto Barkero y el entrenador.

El medio señaló a Munúa, Ballesteros, Juanfran y Juanlu

El vestuario ya estaba ardiendo. JIM reconoció la fractura y, a la semana siguiente, en el Camp Nou, el entrenador prescindió de dos de sus futbolistas de confianza en sus dos ejercicios al frente del Levante: Munúa y Ballesteros. Perdió 1-0, gol de Fàbregas al final del choque y JIM justificó la suplencia de los dos pesos pesados por un bajón de forma de ambos. A eso se añadió el estancamiento en la renovación de Munúa, sin contestar a una propuesta de la entidad desde hace meses. El pasado domingo, tras perder un día antes contra el Celta (0-1, tras fallar Barkero un penalti), el propio club reconoció estar “muy preocupado” por lo que podía estar cociéndose en ese camerino infectado. “Vamos a averiguar qué ha sucedido”. La Liga de Fútbol Profesional, el mismo domingo, reconoció una investigación sobre una posible compra de partidos, entre ellos ese Levante-Deportivo del 13 de abril.

El Levante ha hecho un gran esfuerzo institucional en los tres últimos años por limpiar el prestigio de la entidad, desde la llegada al palco de Quico Catalán. Tras salir del concurso de acreedores, el Levante presumía de ser un club pobre, pero honrado, respetado por sus rivales, nada que ver con la imagen proyectada durante el mandato del anterior dueño, Pedro Villarroel. Época negra marcada por un duelo en San Mamés el 17 de junio de 2007. Según una grabación difundida por Popular Televisión un año después entre el capitán granota, el defensa Iñaki Descarga y el presidente, Julio Romero, el Levante se dejó ganar para favorecer la salvación del Athletic. “Ahora todos quieren la prima. Está metida en una caja fuerte. Si tú ves el partido no se puede decir que está amañado”, comentaba el lateral vasco. “Se diga lo que se diga, tenemos que decir que fuimos a ganar”, puntualizaba el presidente.

A ese apaño se negaron tres futbolistas: el portero internacional Molina, el centrocampista italiano Tommasi y el lateral izquierdo Rubiales, actual presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). El Levante había llegado salvado a esa jornada. El Athletic ganó 2-0 y también consiguió evitar el descenso. Molina, el más destacado de su equipo pese a los dos goles encajados, decidió retirarse ese verano de 2007 renunciando a una campaña más firmada con el club granota. Según aquella grabación de 14 minutos, Descarga y Romero deslizaron comentarios despectivos sobre los tres jugadores refractarios a venderse. Aquel Levante estaba dirigido por Abel Resino. Un miembro de su cuerpo técnico reconoció a este periódico que el asunto generó mucha tensión interna. Seis años después, el vestuario granota ya no es el ejemplo de gente comprometida y feliz, de los tres últimos años, “dicharachera y de risas”, como lo definió Barkero. Vuelve a ser un polvorín.

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