El homenaje de las 20 curvas

Marc Márquez dedicó el jueves a hacer de profesor. Recién llegado al circuito de Las Américas, conocido como COTA, cogió un scooter y empezó a dar vueltas a la pista para refrescar la memoria. Había estado un mes antes. De modo que rodó también con compañía para descubrir los secretos del trazado a unos pocos privilegiados: Tito Rabat, Toni Elías y su hermano Àlex. “Solo a los amigos y al brother”,matizaba él. Porque esta nueva pista, técnica como pocas, se las trae. Es una de las más largas, con 5.513 metros (solo por detrás de Silverstone, con 5.900m, y Sepang, con 5.548m); tiene la recta más extensa de todo el calendario: 1.200 metros, y otra de 700; más curvas que ningún otro trazado: 20; y un montón de trampas, como la gran inclinación de algunas zonas, la multitud de curvas ciegas o las tremendas frenadas. Hoy (21.00, T5) lo pondrán a prueba.

 El complejo, en el que se han gastado 400 millones de dólares (unos 306 millones de euros), “de inversión privada”, matizan fuentes del circuito, es un festival de colores, una exhibición de poderío económico, todo es grande y portentoso como la torre que ya se ha convertido en imagen del gran premio, “la torre de la vanidad”, la llama el ex campeón del mundo Kevin Schwantz, implicado en el proyecto en sus inicios y ahora apartado del mismo por diferencias con la gente del COTA. “La pista es muy bonita; más bonita de ver que de hacer”, decía risueño Valentino Rossi. Y se explicaba: “Hay dos o tres zonas tormentosas, pensadas más para la fórmula 1”.

“Hay dos o tres zonas tormentosas, pensadas más para la F-1”, cuenta Rossi

Fue la ambición de traer a Fernando Alonso y compañía a Texas la que puso en manos del afamado diseñador Hermann Tilke el proyecto de idear este trazado. Los monoplazas estrenaron el circuito el pasado noviembre. Y este fin de semana son las motos las que pasan revista. Prácticamente la única queja se ha centrado en la falta de agarre que han sufrido desde el primer día, agravada por las bajas temperaturas. El resto todo son halagos. Por mucho que les esté costando a todos pillarle el punto a sus curvas, complejas y numerosas. “Hay muchos puntos de adelantamiento. La primera curva es difícil por la gran inclinación, la frenada es peligrosa. Y en los primeros cambios de dirección es donde se puede perder más tiempo. También hay muchas curvas ciegas, por lo que es difícil entender dónde está el límite. Además, la pista es muy ancha y eso hace que sea difícil elegir la mejor trazada”, explica Márquez, al que más fácil le han salido los tiempos desde el primer día.

El COTA presenta un primer tramo marcado por esa primera curva, en subida, con una inclinación de 40 metros, y por una sucesión de eses deliciosa; la segunda parte contiene una horquilla dificilísima, una curva tan cerrada que obligará casi a parar la moto antes de acceder a la extensa recta que da paso ya al tercer tramo, ese en el que se encuentra la chicane con una primera curva también muy cerrada; el cuarto y último parcial presenta tres complejas curvas enlazadas, a la derecha, antes de tomar el último viraje para entrar en la recta de meta.

El dibujo nació de la aspiración de homenajear los puntos más memorables de los circuitos del mundo: “Schwantz y su socio, Tavo Hellmund, elaboraron un listado de las 20 mejores curvas”, cuenta Christian Epp, director del proyecto como miembro del equipo de Tilke. Hoy hay 20 curvas, aunque de esa lista no cupieron todas. “Era imposible. Pero sí se ven elementos que recuerdan a Estambul, Hockenheim o Silverstone”, concede Epp, que eligió el terreno sobre el que hoy se asienta el trazado tejano. Lo llevó a Del Valle. “Porque se podía jugar con el terreno y usar la topografía del lugar a nuestro favor, como se ve en la primera curva, la más original”, concluye.