Mallorca y Rayo se quedan sin premio

La angustia del necesitado firmó tablas con la ambición del candidato. Tras la visita del Celta el lunes (1-0), Son Moix vivía su segunda noche de todo o nada. El Mallorca, todo urgencias por sacar la cabeza del hoyo, frenó a un Rayo que buscó con ganas su camino hacia las plazas europeas.

Los primeros golpes se intercambiaron antes de que el partido pudiera asentarse. Casado descubrió en seguida que la defensa local cojeaba por su costado derecho. Desde allí voló el balón que Piti, en volea y llegando desde la segunda línea, convirtió en el 0-1. Ahuyentó los fantasmas a los cinco minutos el Mallorca, cuando Alfaro embocó a la salida de un embarullado saque de esquina.

A partir de ese primer envite, y como tomando nota de lo sucedido, se desplegaron los dos equipos. El Rayo, con una apuesta ofensiva, descaradamente escorada hacia el poroso flanco defendido por Hutton. El Mallorca, bombeando balones al área desde donde fuera y, como plan B, tratando de sacar partido de la defensa adelantada de su rival, con Martí y Alfaro actuando como lanzaderas para la velocidad de Giovani.

Fue un encuentro jugado de área a área prácticamente de principio a fin. De esos que agradecen los aficionados al buen fútbol, siempre que no sea su equipo uno de los implicados. Los entrenadores, Paco Jémez y Gregorio Manzano, apenas calentaron sus asientos, empeñados en poner algo de pausa al juego. El Rayo acarició el gol en las botas de Leo Baptistao, que se citó por dos veces a solas con Calatayud, y de Lass, que se estrelló otras dos con los palos. Aunque sin puntería, empleó a fondo su zurda Giovani, y muchas de las ocasiones del Mallorca –la más clara, de Pereira, llegó en el 89– no cuajaron por falta de un rematador.

Con la igualada final, el Mallorca dejó escapar la ocasión de dormir fuera de los puestos de descenso, mientras que el Rayo deberá aplazar su asalto a la zona noble de la tabla.