Un gigante inabarcable
El CSKA impone su superioridad ante un Caja Laboral impotente
La superioridad y la impotencia se citaron por segunda vez en Moscú en 48 horas y volvió a triunfar la evidencia. Fue el segundo episodio de una pelea desigual entre el CSKA y el Caja Laboral condenada a quedar resuelta en tres actos por la diferencia de calibre entre las armas de los contendientes. Los de Messina disparan con dinamita mientras que Tabak comprobó que lo suyo son apenas cartuchos de fogueo ante semejante rival. Los 22 puntos de ventaja, que llegaron a ser 27, sellaron el abismo que separa a una colección de baqueteados especialistas adiestrados para conquistar Europa de un meritorio grupo que ha estirado sus prestaciones en una temporada convulsa hasta encontrar su límite.
CSKA, 90 - Caja Laboral, 68
CSKA de Moscú: Teodosic (14), Weems (2), Kaun (16), Erceg (16) y Khryapa (9) y Weems (2) —cinco inicial—; Jackson (6), Micov (11), Papaloukas (0), Sokolov (0), Krstic (16) y Ponkrashov (0).
Caja Laboral: Cook (6), Causeur (12), Nocioni (7), N. Bjelica (5) y Lampe (19) —cinco inicial—; Heurtel (0), San Emeterio (13), Jelinek (0), M.Bjelica (2) y Pleiss (4).
Parciales: 20-26, 24-11, 25-13 y 21-18.
Árbitros: Pukl (Eslovenia), Gkontas (Grecia) y Nuran (Turquía). Sin eliminados.
4.869 espectadores en el Universal Sport Hall de Moscú.
De inicio, cambió la predisposición de los de Tabak con respecto al partido del miércoles, pero fue un efímero espejismo. Con Cook al timón y Lampe como estilete, la inopinada puesta en escena del conjunto vitoriano estuvo cargada de intensidad y acierto. Cuatro triples anotados en sus cinco primeros intentos y nueve puntos del pívot polaco otorgaron la iniciativa a los visitantes mientras el CSKA sesteaba en la autocomplacencia (12-21, m. 7). La frontera del 6,75, que en el primer encuentro de la serie se había convertido en la principal condena del Baskonia, con un pobre 3 de 19, pareció un filón en los primeros minutos. Pero cuando Messina repasó la cartilla con sus hombres y Kaun apareció en escena se diluyó la efervescencia del Caja Laboral y se acabaron los triples —erraron los siete siguientes que lanzaron antes del descanso y cerraron el choque con un 7 de 22—. En un santiamén el conjunto ruso apretó las tuercas en defensa, amuralló su canasta y retomó el mando (27-26, m. 12).
Jackson y Teodosic le birlaron la brújula a Cook que a su vez cedió el testigo a Causeur. El base francés —máximo anotador de los suyos en el primer choque con 17 puntos— le dio en esta ocasión a su equipo más precipitación que impulso. El ataque del Caja Laboral se convirtió entonces en una sucesión de tiros irreflexivos y pérdidas de balón que sellaron un parcial demoledor de 24-11 en el segundo cuarto. Con Nocioni desenfocado, solo el arrebato de San Emeterio, con cinco puntos consecutivos antes del descanso, permitió a los de Tabak aplazar la inevitable condena (44-37, m. 20).
A pesar de no tener noticias en el ataque ruso del martillo pilón de Weems —que había acribillado el aro vitoriano dos días antes con 19 puntos—, ni del talento rocoso de Khryapa, el CSKA instauró de nuevo sin problemas su competitiva velocidad de crucero y lució su infinito repertorio, inabarcable para el Caja Laboral. Krstic y Erceg sumaron sus centímetros a la causa de Kaun en la pintura y como un rodillo silencioso la diferencia a favor de los locales fue creciendo entre la inercia y la suficiencia tras un parcial de 14-0 que fulminó cualquier remota expectativa de los visitantes (63-43, m. 27).
Como dos equipos que juegan en divisiones distintas, el CSKA dio lustre a su superioridad con una rutina inapelable y el Caja Laboral languideció huérfano de héroes que se lanzaran contra el gigante. No tenía grandes reproches que hacerle Tabak a sus hombres en sus silenciosas citas en los tiempos muertos, pero cada ataque del Baskonia era un desesperante choque con la realidad que derivó en un nuevo zarandeo de los de Messina, notables en el rebote y en el tiro de dos.
Cuando la diferencia superó los 20 puntos, dimitió la competitividad. El Caja Laboral cometió el error de bajar los brazos y la segunda unidad del CSKA aprovechó para postularse de cara a futuras misiones superiores. Se destapó Misov mientras Khryapa agrandaba su colección de rebotes y Teodosic jugueteaba con su yoyó y tiraba bisectrices. Nadie les tose camino a Londres.
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