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El Madrid se deja asustar

Dos goles de Cristiano alivian al equipo español, que se relajó y se llevó un sofocón ante el Galatasaray

José Sámano
Varane realiza una entrada sobre Drogba.
Varane realiza una entrada sobre Drogba.Gonzalo Arroyo (Getty Images)

Cristiano para todo, hasta para evitar sofocones impensables. Lo consiguió de entrada, con un gol que laminaba al Galatasaray, extraviado desde el Bernabéu. Otra vez el fútbol para desmentir. Cuando al Madrid solo le quedaba tirar confetis en Estambul, su rival apareció de las catacumbas y durante media hora anudó la garganta a los blancos. Lo que tardó Ronaldo en espantar los fantasmas, ya en el último segundo. Un encuentro didáctico para el Madrid, que camino de su tercera semifinal en las tres últimas temporadas ya sabe que el fútbol tiene sus jugarretas y no siempre es clemente con quien tira de inventario y se vuelve laxo.

Poco, más bien nada, tardó Cristiano Ronaldo en jugar su partido, el que acostumbra. Voraz como es, el portugués no entiende de encuentros para teloneros. Él compite, lo mismo da que un 3-0 en la ida invite a una faena de aliño. Antes de los 10 minutos de juego, Cristiano irrumpió como un tiro para cazar, muy al límite del fuera de juego, un preciso pase de Khedira, tan bien en el desmarque como Özil en la asistencia a su compatriota.

Galatasaray, 3 - Real Madrid, 2

Galatasaray: Muslera; Eboué (Elmander, m. 80), Semih, Gkhan, Riera; Altintop (Amrabat, m. 46), Felipe Melo, Seluk, Sneijder; Umut Bulut (Sarioglu, m.63) y Drogba. No utilizados: Iscan, Balta, Yilmaz, Kurtulus.

Real Madrid: Diego López; Essien (Arbeloa, m. 30), Varane, Pepe, Coentrão; Khedira, Modric, Özil (Albiol, m. 81); Di María, Cristiano Ronaldo e Higuaín (Benzema, m. 73). No utilizados: Casillas, Marcelo, Callejón, Morata.

Goles: 0-1, M. 8. Cristiano Ronaldo. 1-1, M. 57. Eboué. 2-1, M. 71. Sneijder. 3-1. M. 72. Drogba. 3-2. M. 93. Cristiano Ronaldo.

Árbitro: Laurent Lannoy. Expulsó a Arbeloa (m. 89) por doble cartulina amarilla. Amonestó a Sneijder, Eboué y Amrabat.

52.600 espectadores en el Ali Sami Yen.

El idilio del luso con el gol es eterno: 194 en 191 encuentros oficiales con el Madrid. Nadie tiene más culpa que él de que su equipo lleve 23 citas consecutivas marcando en Champions<CF1000>. Por si al Galatasaray le faltaba alguna banderilla, la de Cristiano pareció definitiva. Un espejismo. Cierto que para este futbolista no hay infiernos ambientales, porque él es un infierno en sí mismo para sus adversarios, pero a su equipo le entró la caraja cerca de la hora y a punto estuvo de despeñarse de forma sonora.

Nada en absoluto hacía presagiar que el Madrid sufriera una tiritona. Máxime tras su contundente puesta en escena. Para evitar angustias, por remotas que se aventurasen, el conjunto español se tomó el partido como si no hubiera existido la ida. Bloqueó a su rival, que tardó 37 minutos en rematar a puerta, y le desnudó, a la contra y en estático, como en el gol. Con el vértigo que le caracteriza en los últimos metros, los madridistas acogotaron al Galatasaray, fuera de rueda por el ritmo de Modric y Özil, de la quinta marcha de Di María o la octava de Cristiano. Solo la lesión de Essien, que en la pizarra de José Mourinho había adelantado a Arbeloa —a la baja desde hace tiempo—, alteró el ecosistema del Madrid. En el derrape final, Arbeloa fue expulsado lo que hace presagiar que para la semifinal Ramos regrese al lateral.

Con todo a favor, Drogba y Sneijder pusieron al Madrid patas arriba

El campeón turco daba síntomas de estar tieso, pero encontró ánimo en el estruendoso gol de Eboue, que llegó lanzado como una marabunta y reventó el balón tras un servicio de Sneijder. Ni parpadear pudo Diego López, anoche el único español titular en el Madrid —algo histórico en el club—; los mismos españoles que alistó el Galatasaray (Riera).

En el segundo acto, los blancos se derrumbaron y surgió el peor Varane del curso

Un instante antes, Ronaldo había pifiado el segundo tanto visitante. Insólito por tratarse de él. Como inopinado fue el repunte inmediato del partido, que dio un vuelco sideral. El Madrid se aflojó, como si la eliminatoria ya le empachara. La Copa de Europa es traicionera en su tramo final, no admite la distensión, la pérdida de concentración. Menos ante un adversario que tiene el alma de su hinchada, irreductible. El Galatasaray, ya con la grada en combustión, recibió una inyección de orgullo. El honor de ganar al Madrid. Casi logró algo más, un milagro para los tiempos. Emergieron Sneijder y Drogba, los jugadores fetiche del equipo, y el Madrid patas arriba. Le pudo el relax, supeditarse al orden y a capear los minutos.

Hasta se vio la peor versión de Varane en todo el curso, descalabrado en más de una ocasión, sometido por el poderío herculiano de Drogba, que le rebañó la pelota y a punto estuvo Sneijder de lograr la segunda diana. Lo hizo poco después, infiltrándose entre los centrales visitantes como si estos fueran mantequilla. Luego, precisamente con Varane a su espalda, el potente ariete africano anotó un gol maravilloso de taquito. Modric y Özil no daban hilo y Di María se había evaporado. Dos futbolistas con el kilometraje de Drogba y Sneijder, y el griterío de un público de infinita fe le habían dejado contra las cuerdas

El Madrid estaba derrumbado, atónito ante un susto con el que no contaba. Para su consuelo, otra vez Ronaldo al rescate. Su gol a punto de bajar el telón cerró un encuentro que terminó por dejar mal al Madrid. Una lección para un futuro en el que, de nuevo, vislumbra la Décima a tres partidos. Con Cristiano todo parece más cerca.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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