El Espanyol ocupa un Reyno sin dueño
Los de Aguirre superan con solvencia a un Osasuna desacompasado
Le robó el estilo, la causa y la casa. Se quedó por un rato el Reyno el Espanyol y lo convirtió en un campo sin minas, en el que se movió como si el viento no le afectase dentro de esa cáscara en la que se mueve camino a Europa. Ató en corto a Osasuna, a quien le cambió los agobios, las dudas y la falta de calor en las piernas de la que adolecen los visitantes.
Una tarea con la firma de Aguirre ante un rival conocido y querido por el mexicano, recíproco en su cariño pamplonica. Elevó la presión de su centro del campo y resguardó la línea que lo separaba de la defensa reforzando un espacio del campo en el que menguan las ideas de Osasuna. Se quedó con el balón y se lo prestó a dos de sus mejores accionistas. Esa sociedad formada por Sergio García y Verdú de entrega inmediata. Ni tres minutos tardó el delantero en colocar el balón entre los palos de Andrés que lo desvió al larguero con la yema de los dedos.
OSASUNA, 0 - ESPANYOL, 2
Osasuna: Andrés Fernández; Marc Bertrán, Arribas, Rubén (Joseba Llorente, m. 86), Oier; Armenteros, Lolo (Puñal, m.63), Silva, De las Cuevas (Masoud, m. 82); Nino, Armenteros y Kike Sola. No utilizados: Riesgo, Nano, Flaño y Cejudo.
Espanyol: Kiko Casilla; Javi López, Colotto, Héctor Moreno, Víctor Álvarez; Stuani, Forlín, Baena (Petrov, m. 86), Verdú (Tejera, m. 77), Simao (Wakaso, m. 45); Sergio García. No utilizados: Cristian Álvarez, Raúl Rodríguez, Longo y Mattioni.
Goles: 0-1. M. 50. Héctor Moreno. 0-2. M. 92. Wakaso.
Árbitro: Gil Manzano. Amonestó a Stuani, Héctor Moreno, Colotto, Javi López, Arribas, Oier, Marc Bertrán, Silva.
Reyno de Navarra, unos 19.700 espectadores.
La afrenta fue interpretada como una rebelión y solo ante ese panorama fue capaz de reaccionar el conjunto de José Luis Mendilibar. Interpeló en el reclamo del balón y empezó a colocarlo cerca de Casilla. Tanto, que superada la espiga del portero, Kike Sola lo tuvo que colocar el pie para batirlo. Pero no lo hizo, y el balón se escapó por la puerta grande. Sí lo consiguió en un saque de esquina Héctor Moreno, que cabeceó a la red un golpeo de Wakaso.
Dominado hasta el gol durante la primera mitad encontró aire Osasuna en la entrada de Puñal, capital para gestionar el torrente ansioso de un equipo sin slow motion. Mejoró en el manejo del tiempo con el capitán y tuvo en la cabeza de Nino su mejor aliado. Sin embargo, un remate del escurridizo delantero que encontró la red fue anulado por fuera de juego. Ese fue el mejor manguerazo para deshacerse del incómodo visitante. Pero este se desahogó con un tanto final de Wakaso desde fuera del área. Ayer las llaves del estadio colgaron de otro cinturón no demasiado desconocido.
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