La histórica urgencia de los Lakers

Cunden los nervios en el Staples Center de Los Ángeles. Mike D’Antoni se despacha a gusto. “Nuestro ataque fue anémico”. “No sé por qué motivo, pero este equipo no es capaz de defender duro”, soltó tras las tres últimas derrotas consecutivas. “¿Título? Me río yo de ese grito”. Entre el sarcasmo y la andanada, el entrenador de Los Lakers se explaya. Cada vez se siente más presionado. La cuenta atrás resulta angustiosa. Quedan nueve partidos para el final de la fase regular  y los Lakers continúan en el alambre, en la incerteza de si podrán clasificarse para los playoffs, el mínimo exigible para el equipo con mayor masa salarial de la NBA: 78 millones de euros, 10 millones más que Brooklyn y Orlando y 13 millones más que Miami, los siguientes en la lista.

Las perspectivas son complicadas. Los Lakers han sido octavos de la Conferencia Oeste durante varias jornadas, pero Utah y Dallas están en disposición de arrebatarles la codiciada última plaza que da derecho a disputar los playoffs. Houston, séptimo, con tres triunfos más que los Lakers, parece ya inalcanzable. Igualmente, por debajo, parece fuera de toda posibilidad Portland, 11º, con tres triunfos menos que los Lakers.

Cuestiones numéricas al margen, D’Antoni tendrá que manejar el equipo sin World Peace, el único titular que había participado en todos los partidos, excepto en uno por sanción. El ala-pívot tendrá que ser operado de un desgarro del menisco lateral de su rodilla izquierda y será baja seis semanas. Según la prensa de Los Ángeles, D’Antoni estaba meditando volver a dejar a Pau Gasol en el banquillo. El pívot español reapareció el viernes tras la lesión que sufrió el 5 de febrero ante Brooklyn. En los dos partidos que ha disputado ante Washington y Golden State ha sumado 45 minutos y cinco canastas de 18 tiros. “Todavía juega como si tuviera las piernas de Bambi”, explicó con su particular jerga Kobe Bryant, “Ha estado mucho tiempo fuera y no está siendo capaz de subir y bajar en la cancha. Lo único que necesita es recuperar la forma”.

En 2004, los Lakers contaban con Shaquille O'Neal y Kobe Bryant y ficharon a Payton y Karl Malone. Se consideró un fracaso su derrota en la final contra Detroit (4-1). Esta temporada, con Kobe, Pau, Nash y Howard, si el equipo de D’Antoni no lograra entrar en los playoffs, el varapalo sería incomparable, histórico.