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Morro torcido para Alonso

La pérdida del alerón delantero frustra la salida del español y el buen rendimiento de Ferrari

O. PUIGDEMONT
Alonso, en el momento de salirse de pista.
Alonso, en el momento de salirse de pista.ahmad yusni (EFE)

Como si adivinara lo que iba a ocurrir en Malasia, Stefano Domenicali, el director de Ferrari, reconocía hace una semana en Australia que a pesar de disponer de un monoplaza infinitamente más competitivo que el que conducía a estas alturas del año pasado, Fernando Alonso no tendría nada fácil acumular tantos puntos como en esa primera mitad de 2012. Entonces, el constructor de los bólidos de il cavallino rampante se presentó en Melbourne con un coche que circulaba un segundo y medio más lento que el más rápido (McLaren), pero Alonso ganó en Sepang la segunda carrera y salió con la batuta del Mundial.

Esta vez, el español llegó a Kuala Lumpur en la segunda posición de la tabla de puntos y la abandonó el sexto después de haber podido completar una sola vuelta. En la segunda curva, y después de adelantar en la salida a su compañero de equipo, Massa, acarició con el morro delantero de su F130 la parte trasera del RB9 de Sebastian Vettel, que circulaba al frente del pelotón. Fue un roce muy sutil, prácticamente inapreciable, pero suficiente en cualquier caso para que el alerón se le fuera descolgando poco a poco. Las chispas que desprendía la fibra al raspar el asfalto eran suficientemente evidentes como para que en Ferrari se dieran cuenta de que así no podía seguir. Y sin embargo le dejaron fuera, cruzando los dedos para que se mantuviera sujeta un par o tres de giros, el margen necesario antes de que el cemento terminara de secarse y permitiera desechar en el taller las gomas rayadas y colocar las lisas.

El asturiano encaró la recta de meta el segundo defendiéndose de Webber cuando el ala se rompió y quedó anclada bajo el coche, un desperfecto que le hizo perder el control, salir derecho y quedar varado en la escapatoria reclamando que le empujaran. No lo hicieron los comisarios, de forma que Alonso tuvo que regresar a pie a la carpa de su equipo. Su cabreo era de tal magnitud que recorrió el trayecto con el casco puesto, pese al bochorno que caía de punta a las cuatro de la tarde, y no realizó declaraciones hasta finalizada la carrera.

A toro pasado, es fácil decir si deberíamos haber entrado a talleres”

“Ha sido un cúmulo de circunstancias, mucha mala suerte, porque cuando comenzó a tocar el suelo estábamos a cinco segundos de la entrada que da acceso a los garajes. No hubo tiempo para nada”, explicó Alonso, que en ningún caso apuntó al responsable. “Tal como estaba la pista, de haber entrado habríamos tenido que volver a hacerlo en la tercera o la cuarta vuelta y eso nos habría colocado últimos destacados. Sé que mañana solo se hablará de que lo debíamos haber hecho, pero esa es una respuesta demasiado fácil a toro pasado”, abundó la punta de lanza de Ferrari. Para defenderse, la marca de Maranello sostiene que haberle hecho enfilar los garajes le habría condenado a las catacumbas de la clasificación por la cantidad de tiempo perdida en las paradas.

El bicampeón del mundo con Renault (2005 y 2006) lleva meses afirmando que le será muy difícil completar un ejercicio tan perfecto a nivel individual como el anterior, en el que solo se le contó una pifia, en la cronometrada de primera parada del calendario, y peleó por el título hasta el final con Vettel y Red Bull. “A lo largo de la temporada siempre hay dos o tres equis que hay que poner y hoy hemos tachado la primera. En 2012 fue en Spa y en Suzuka”, recordó Alonso, que, a pesar del chasco que se llevó, consideró positivo el rendimiento de su monoplaza en este inicio de curso. “Estamos infinitamente mejor que en 2012. De hecho, los Red Bull no han impresionado demasiado este fin de semana”, zanjó el ovetense.

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