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Alonso: “¿Se puede tocar el coche?”

Una tormenta, el piso resbaladizo y la falta de luz provocan varios accidentes en la Q1, retrasan la Q2 y la Q3 a la 01.00 del domingo (Antena 3) y siembran el desconcierto entre Alonso y el resto de pilotos ● El Mundial subirá el telón sin saber quién tiene la 'pole' hasta horas antes de la carrera ● En la primera tanda, Rosberg logró el mejor tiempo y el español el segundo

Oriol Puigdemont
Cinco operarios intentan despejar de agua el circuito.
Cinco operarios intentan despejar de agua el circuito.DANIEL MUNOZ (REUTERS)

La conversación a tres bandas que mantuvieron en el muro de Ferrari Fernando Alonso, Andrea Stella, su ingeniero de pista, y Max Rivola, director deportivo de la escudería italiana, era el reflejo más fiel del desconcierto instalado en el circuito de Albert Park. La escena se dio instantes después de que Charlie Whiting, delegado técnico de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), suspendiera las dos últimas cribas de la sesión cronometrada del Gran Premio de Australia (Q2 y Q3), y las emplazara a este domingo a partir de las 11 de la mañana (la una de la madrugada en España), seis horas antes del inicio de la primera carrera de la temporada (07:00s, Antena 3 y TV3). La previsión meteorológica inmediata y la falta de luz fueron los detonantes que motivaron la decisión. En Melbourne quedó claro que nunca llueve a gusto de todos, y menos en la F-1. Es la primera vez que una cronometrada del Mundial comienza un día y terminará otro. El precedente más parecido fue en el GP de Japón de hace dos años, cuando la clasificación completa tuvo lugar el mismo domingo.

Los bólidos quedan precintados hasta dos horas antes de la Q2 del domingo

Una rabiosa tormenta hizo que la primera eliminatoria arrancara 20 minutos después de la hora prevista, y la multitud de topetazos y piezas que consecuentemente quedaron esparcidas provocaron la salida de los comisarios al término de la Q1, liderada por Nico Rosberg, el más rápido por delante de Alonso. El cielo se volvió a cerrar y la lluvia se encabritó, circunstancia que derivó en una cadena de anuncios de demora por parte de la FIA que al final desembocaron en el del aplazamiento.

“¿Se puede tocar el coche?”, preguntaba Alonso. “No”, respondía Rivola, ateniéndose al reglamento, que deja claro que los monoplazas quedan supeditados al régimen de parque cerrado entre la cronometrada y la primera entrada en los talleres, ya con la prueba en marcha. Stella, por su parte, no lo tenía tan claro. “Pues alguno lo tocará…”, respondió el asturiano. De hecho, existe una lista de componentes a los que sí se puede meter mano, pero que en ningún caso son demasiado significativos. Minutos después de las ocho de la tarde, la FIA emitió una nota explicativa en la que informaba a los equipos de que los bólidos debían quedar precintados a las 21:20 horas, y que dos horas antes de comienzo de la Q2 quedarían liberados, pero siempre en condiciones de parque cerrado.

El Ferrari de Massa rueda bajo la lluvia en Albert Park.
El Ferrari de Massa rueda bajo la lluvia en Albert Park.PAUL CROCK (AFP)

Como es lógico, la decisión de dejar en espera el primer entrenamiento oficial del curso tuvo defensores y detractores en función, básicamente, de las expectativas que tuviera cada cual. Uno de los más agradecidos fue Felipe Massa, que en el fragor de la batalla estampó su F138 contra el muro, aunque pudo reemprender la marcha después de pasar por el garaje. “Lo que está claro es que el Ferrari es indestructible”, bromeó el brasileño. “Ha sido el trompo más bestia de mi vida, y el que menos daños ha causado”, añadió Massa. Otro de los que se sintió beneficiado por el chaparrón fue Jenson Button. McLaren las está pasando canutas para entender el comportamiento del MP4-28 y su flojera queda difuminada con el agua. “Para nosotros ha sido una suerte, porque con el asfalto seco no somos competitivos. En cualquier caso, era imposible continuar porque era demasiado peligroso”, convino el corredor de Frome. “La decisión, sin duda alguna, fue la correcta”, coincidió Christian Horner, director de Red Bull. “Estoy contento porque tenemos los dos coches de una sola pieza y porque nuestros pilotos están bien”, abundó el británico.

Este desenlace, además de ser una murga por sí mismo, imposibilitó que se despejaran las dudas que la pretemporada dejó abiertas. “Hoy era el momento de sacar las primeras conclusiones de verdad, cuando todos descargáramos los tanques de combustible. Pero habrá que esperar un poco más”, zanjó Horner.

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