“Nadie entiende el fútbol como Valerón”
Fue en septiembre de 2007. La rodilla izquierda crujió tras un choque con Dirk Kuyt en sus primeros minutos con el Birmingham City. Había llegado a la Premier cedido para buscar la competitividad que el Celta no le podía ofrecer en Segunda. Borja Oubiña (Vigo, 1982) integraba aquella selección que Luis Aragonés cocinaba para exhibir en la Eurocopa de 2008, pero todo aquel oropel pasó de largo. Un año después, él había sufrido dos operaciones y estaba ante otras dos. “Mis padres me inculcaron la cultura del esfuerzo”, recuerda ahora Oubiña, que se licenció en Ciencias Empresariales mientras crecía como profesional en el fútbol. Regresó en marzo de 2011. Todos aquellos episodios parecen hoy un mal sueño.
Pregunta. ¿Es mejor futbolista que antes de la lesión?
Respuesta. Sí. No tengo la fogosidad de los 25 años, pero entiendo mejor el juego.
P. ¿Y cómo se entiende?
R. Hay que encajar en el equipo, ver el partido y llevarlo hacia donde te conviene. En eso Xabi Alonso es un fenómeno. Y es muy complicado. Dependemos exageradamente de los compañeros que nos rodean. Dicen que si se juega bien en la medular el equipo también lo hace. ¿No será al revés, que si todo el mundo está bien el medio funciona? Nadie entiende el juego como Valerón. Es el mejor. Siempre opta por la mejor solución, es profundo y muy agresivo.
No queda bien decirlo, pero si Aspas puede ir a un club más grande, por favor, que se vaya
P. ¿Agresivo? A Valerón le sientan en el banquillo por no correr mucho ni defender.
R. Aunque no seas un fenómeno a la hora del robo, a través de la colocación con hacer tres metros de esfuerzo puede bastar. Pero, ¿qué es agresividad en el fútbol? Es hacer daño al rival, no pegar patadas, saber cuándo tienes que presionar, entender si tienes que jugar al espacio o al pie. Es lograr que el rival sufra. Y Valerón lo consigue.
P. ¿A un futbolista así se le respeta más que a otros?
R. Sí, porque no eres capaz de adivinar lo que va a hacer. Con muchos ves si orientan el control o no. El problema es cuando tienes delante a alguien que crees que va a dar el pase a un sitio y lo da a otro. Y dices, “¡ostras! yo eso no lo vi”. Ese es el bueno.
P. Me refería a si se le respeta a la hora de chocar con él.
R. Lo normal es que ni llegues a chocar. Valerón, Messi, Özil, Iniesta… piensan más rápido. Y eso no se aprende, es talento.
P. ¿Cómo ve el partido un mediocentro?
R. Con sensibilidad. Si la gente de adelante está valiente y quiere el balón lo tenemos más fácil; si la de atrás tiene intensidad te beneficias porque te caen los rebotes. Somos un termómetro. El mediocentro huele, siente. Si sufres mucho, es que la cosa no va bien.
P. ¿Le gusta que Alonso y Busquets jueguen juntos en España?
R. ¿La verdad? No. Me gusta cuando hay más gente por delante de la pelota.
P. ¿En qué ha visto evolucionar el fútbol?
R. Ahora hay menos líderes. Conocí a Fernando Cáceres y Karpin. Te empujaban con la palabra y con lo que hacían. Me enseñaron el compromiso, ir de frente.
P. Dicen que usted es un líder.
R. No lo soy. Intento comportarme con corrección y siento que me llevo bien con los jóvenes, pero el aprendizaje es recíproco. Hay gente extraordinaria en el mundo que te puede enseñar muchas cosas. Lo que ocurre es que antes se trataba de llegar con el discurso y ahora con el ejemplo. Pero es lógica esa evolución.
P. ¿Qué le ha pasado al Celta?
R. Empezamos bien, con la dinámica de seguridad y confianza de la temporada anterior, pero surgieron dudas. Nos perjudicaron los elogios, incluso cuando perdíamos. Eso te confunde. Los futbolistas nos equivocamos mucho y el entorno muchas veces no ayuda a que lo veas.
P. ¿No tiene capacidad autocrítica el futbolista?
R. No suele haber. Normalmente miras hacia al que está al lado. Y se habla del árbitro, se echa al entrenador, pero te olvidas de lo que puedes mejorar. No todos los jugadores se lo preguntan.
P. ¿Por qué se atascaron?
R. Quizás nos confundimos en tener el balón, jugar al pie y no progresar. Nunca fuimos un equipo de posesión. Ahora volvemos a lo contrario, a querer acabar en tres pases. Contra el Madrid fuimos demasiado verticales. Habría que encontrar el equilibrio.
P. ¿Ve mucho fútbol?
R. Bastante. Cualquier cosa, hasta veo la Liga italiana…
P. ¿No le gusta el calcio?
R. Soy muy sensible a los campos. Si veo que el balón no corre, ya desconecto. Cambia todo. Es otro deporte. Una de las cosas que me sorprendió al volver a Primera fue lo mal que estaban muchos campos. Eso te quita seguridad.
P. ¿Qué le gusta ver?
R. Me interesa Alemania. El Bayern me encanta, es como el Barcelona, con menos velocidad en la circulación, pero una idea similar. Y el Borussia. Tienen frenesí y pausa. Inglaterra sigue divirtiéndome porque la pelota siempre está en el área y el ambiente es único. Aunque el City no me gusta. Me siento identificado con el Barcelona, pero el contragolpe del Madrid es tremendo, cada jugador corre por su espacio, no hacen cosas raras, no se cruzan… Y Özil es especial. Del resto de la Liga, me encanta la Real. Vela es un jugadorazo.
P. ¿Qué entrenador le marcó?
R. Luis Aragonés. Es directo, no te engaña y tiene un lenguaje que llega. Tuvo el valor de decir en un momento clave que Villa y Torres estaban mejor que Raúl y vio la capacidad de Xavi e Iniesta.
P. También le dijo a usted que debía salir del Celta...
R. Quise salir, no engaño a nadie. Pero el club puso un precio muy alto. Ahora pasa con Aspas... No queda bien decirlo, pero me gustaría que se fuera. Si puede ir mejor a un club más grande, por favor, que se vaya.
P. ¿Cuál es el futuro del Celta?
R. No se sabe, pero los años de jugar en Europa no eran verdad, no se corresponden ni con lo que es Vigo ni con la historia del club. Lo pagamos durante cinco años en Segunda.
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