Dramático derbi gallego en Riazor
El Deportivo, colista y en la quiebra, y el Celta, penúltimo y en reconstrucción, miden sus depresiones
No hace ni un año que se enfrentaron pujantes, esperanzados con un ascenso que a la postre se produjo en un hito jamás acontecido: que los dos archirrivales gallegos subieran de la mano a Primera. Hoy, Deportivo y Celta cierran la tabla en esa categoría, condenados a enfrentarse hoy en Riazor (21.45, Marca TV) en un partido en el que el drama clasificatorio supera a la pasión fratricida. “Pensamos más en nuestra situación que en el aspecto emocional”, reafirma Fernando Vázquez, el último entrenador que ganó con el Celta en Riazor, ahora en el banquillo deportivista.
Desde 1943 no se enfrentaban como colista y penúltimo en la tabla
Llega un derbi por todo lo bajo porque desde 1943 no se enfrentaban como colista y penúltimo en la tabla. Al menos, como ahora, estaban entre los grandes. En 1980 el cruce fue en Segunda, con el Deportivo en puestos de descenso y el Celta al filo. Al final de esa campaña bajaron ambos, en lo que fue el mayor desastre del fútbol gallego, que por primera vez en la historia se quedó sin representantes al menos en la segunda categoría. Nuevos tiempos duros se barruntan en A Coruña, donde en las próximas horas el administrador concursal del Deportivo remitirá al juez su informe definitivo sobre la entidad, un texto que se presume demoledor sobre la gestión de Augusto César Lendoiro y que elevará la deuda de los 100 millones que pregona este a más de 155, un agujero que resulta difícil llenar tras un eventual descenso a Segunda. Por eso para el Depor el partido ante el Celta, y los siguientes ante Mallorca y Zaragoza, el trío de equipos que le anteceden en la clasificación, son algo más que tres muescas en el calendario: son la vida para una entidad de 107 años.
Para el Celta la exigencia es menor, pero aun con la salvación a tiro de un triunfo, llega en el punto más bajo de la temporada. “Si ganamos nos reforzaremos y nos servirá para creer en lo que hacemos”, anticipa el técnico, Abel. Para los vigueses resulta imperativo sumar a domicilio, tarea de la que en esta campaña sólo han salido victoriosos en Zaragoza. Hacerlo en casa del peor colista desde 1998 semeja casi una exigencia, pero es también terreno comanche ante un oponente que le derrotó el año pasado en A Coruña y en Vigo dejando poso de control y experiencia. Entonces el Celta destiló sobreexcitación y ansiedad. Y es que Lendoiro siempre lo recuerda. “El fútbol no deja de ser ciudades compitiendo”.
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