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“El Barça es la revolución del juego por encima de todo”

Desailly, campeón de la Copa de Europa con el Milan y contra el Barça, reflexiona sobre el cruce

Juan José Mateo
Desailly, durante una visita a un proyecto de la Fundación Laureus en Brasil.
Desailly, durante una visita a un proyecto de la Fundación Laureus en Brasil.

Marcel Odenkey Addy-Desailly (Accra, Ghana, el 7 de septiembre de 1968) no solo ganó un Mundial y una Eurocopa con Francia. Su fútbol mercurial, rebosante de fuerza e intensidad, sobrevoló la final de la Copa de Europa en la que el Milan de Capello cerró la etapa gloriosa del Barça de Cruyff (4-0; marcó un tanto) y puso la guinda de un currículo que incluye, entre otros trofeos, otra orejona. Desailly habla un francés alegre y atiende a EL PAÍS por teléfono desde Brasil, donde ejerce como orgulloso embajador de la fundación Laureus para el deporte.

Pregunta. ¿Cuántos jugadores de este Milan jugarían en el suyo?

R. Es dura esta pregunta (se ríe). Son generaciones distintas. Está claro que si hacemos una valoración individual, todos nosotros éramos jugadores confirmados en nuestras selecciones. Si hoy cogemos la plantilla del AC Milan para hacer esa comparación, no hay muchos de ellos que lo sean. Lo que ha demostrado este equipo es que, si bien en un sentido individual están a un nivel inferior al Milan en el que yo jugué, a nivel colectivo tienen una energía y una solidaridad únicas. En su éxito ante el Barcelona [2-0 en la ida], adoré el trabajo táctico y la disciplina que impuso Allegri.

P. En el Milan en el que usted jugó nada se dejaba al azar.

R. Nosotros estábamos en una dinámica revolucionaria. Hacíamos un 4-4-2 con pressing en todo el terreno de juego. Hoy, el Barcelona ha demostrado que a través del juego de pase también se pueden hacer cosas muy bellas. En mi época era el catenaccio, ahora es el juego por encima de todo. El Barcelona ha revolucionado verdaderamente el fútbol y lo han llevado de su mano a un nivel diferente. Tenemos suerte de poderles ver jugar.

Albertini y Desailly, tras ganar al Barcelona la final de la Copa de Europa de 1994.
Albertini y Desailly, tras ganar al Barcelona la final de la Copa de Europa de 1994.ap

P. ¿Cómo se para a Messi?

R. Eso no se puede ni analizar. Los hechos están ahí. Si en el futuro, en la próxima Copa del Mundo, consigue actuar con su selección de la forma que se espera de él, es posible que Messi sea el mejor jugador de todos los tiempos.

P. ¿Qué aprendió de Baresi?

R. Franco Baresi. ¡Mi capitán! El líder chic. Empleaba la motivación, era respetado por todos. Su comportamiento en el terreno de juego era el de los grandes capitanes: un jugador rápido, con una concentración única. Me recuerda a David Luiz, del Chelsea. Mírenle y recordarán cómo era el Baresi de los buenos tiempos. Un defensa rápido, concentrado durante los 90 minutos. Muchos jugadores de hoy deberían inspirarse en él.

P. ¿Y de Deschamps?

R. ¿De Didier? ¡Nada! Es mi colega.

P. ¿En qué se parece el Barcelona de hoy al que conoció usted?

R. Cruyff logró una continuidad en el equipo que luego recuperó Rijkaard. Hoy, desde Guardiola, se la han transmitido a una generación de jugadores de muy alto nivel. Está claro que en estos instantes el Barcelona tiene algunos problemas, pero tiene un equipo que le puede dar la vuelta a la situación, de gran talento… incluso aunque el Milan sea el equipo que está en frente. El Barcelona de aquella época era un equipo muy grande: Koeman, Stoichkov, Romario… también jugaba Guardiola. Colectivamente, era un estilo de juego parecido al del Barcelona de ahora, pero más directo, porque tenía más velocidad, con Stoichkov, que le daba mucha profundidad. Fue un equipo muy interesante que marcó una generación. Es pasado. Lo que ha conseguido el Barcelona de hoy es único en el mundo del fútbol. Lo que hace, creo, tiene incluso más valor que lo que hizo el gran Ajax, el gran Milan, el gran Juventus, que no creo que alcanzaran el nivel de excelencia de este Barcelona.

P. ¿Qué queda de la ambición que lleva a la excelencia cuando uno se retira?

R. El deporte y sus valores se pueden utilizar para que los niños se beneficien de la actitud positiva a la que obliga el deporte. Con Laureus, por ejemplo, estoy hoy en Brasil, rodeado de grandes campeones con una gran energía positiva, rodeado de grandes campeones. En África, tenemos proyectos en Ghana, Sudáfrica y conexiones indirectas con otros en Senegal. Gracias al deporte y por el deporte generamos energías que son beneficiosas para los países emergentes.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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