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La ecuación del ‘8’

Vilanova duda entre emplear a Iniesta como volante y atacar con Villa o volver a apostar por Cesc como interior en detrimento del asturiano

JuanJo Martin (EFE)

El cuerpo técnico del Barcelona, a caballo entre el apartamento del jefe en Nueva York y el laboratorio de Sant Joan Despí, sabe hace tiempo que nada hace más peligroso al Madrid que atacarle mal, así que puestos a decidir el pase a la final de la Copa del Rey, y al tiempo la temporada entera, debe decidir, de entrada, cómo atacará al Madrid. “No especularemos”, proclamó ayer Jordi Roura, el técnico interino del Barcelona, sin dar más pistas, consciente de que el Madrid saldrá a degüello tan pronto como les robe la pelota. Esa es la idea, pero el camino tiene dos vías y dependen de resolver la ecuación del carril del 8.

La duda es Iniesta o Fábregas de volante. La presencia del jugador de Arennys garantiza al Barcelona mayor capacidad de sorpresa desde la segunda línea; gol y criterio con la pelota, pero ciertos desajustes defensivos. Con Iniesta, el partido es más relajado, el gol no escasea y las jugadas duran más. En lo que va de año, el Barcelona y el Madrid se han visto las caras cuatro veces: Fábregas no jugó de titular en ninguno de los dos partidos de la Supercopa; lo hizo 63 minutos en Liga y en la ida de la semifinal, que terminó en empate. Con Cesc existe el riesgo de que el partido se convierta en un correcalles, como ocurrió contra el Sevilla en la segunda parte el pasado sábado. Se trata de aceptar ese intercambio de golpes, conscientes de lo mucho que aporta el catalán, o jugar con Iniesta y un punta que abra y alargue el campo por delante del manchego.

El Barcelona es muy consciente de que el plan del Madrid es evidente: si los azulgrana roban para defenderse desde el balón, el Madrid roba, ataca y mata. “De los siete goles que nos han marcado este año, solo uno viene de una jugada trenzada, que termina Cristiano; el resto es pimpam”, recuerda Piqué. “Las pérdidas de la pelota, eso es lo que más daño nos hace”, admite Xavi. El Madrid huele a gol, y no se queda sin marcar uno en el Camp Nou desde el 5-0 del 29 de noviembre del 2010. Desde aquella primera visita de Mourinho al estadio han pasado seis partidos. “Se juegan la temporada, vendrán a por todas”, resumió Messi.

"Al Madrid le gustan los partidos rotos; a nosotros no", admiten en el cuerpo técnico

El cuerpo técnico sabe que tan importante es no conceder faltas laterales y saques de esquina como privar al Madrid de la posibilidad de pillarles desorganizados. Si eso pasa, toca correr detrás del balón y en esa suerte, el Barcelona sale perdiendo. Para estar atentos a esos jugadores que no vuelven y no colaboran en defensa una vez les superas, Guardiola prohibió en su día a los laterales pasar del medio campo y el Barcelona les esperó con cuatro. Funcionó: ganaron 0-2 la semifinal de la Champions. “Ellos te atacan con cuatro y dos o tres se quedan para esperar el robo. Ahí, si te cazan saliendo, descolocado o poco atento, estás muerto”. Contra eso, un axioma: “Perder y presionar”, explican en el cuerpo técnico del Barcelona. Si a la pérdida de la pelota se le suma una mala disposición, que Pinto se prepare.

“Tiene la mejor contra del mundo la mejor”, admiten en el Barcelona. “Salen cuatro flechas”, dice Xavi. Por eso, la exigencia es estar pendiente de los pases largos de Xabi Alonso —“lo demás suelen ser pelotazos, han de tener algo de suerte para sacarles provecho”— y la clase de Özil en la mediapunta, entre líneas.

Roura aventuró ayer que el Madrid irá a por el Barça porque necesita goles, más allá de que le sirva el empate y, además, porque jugando así se sienten cómodos, sin más necesidad que buscar el gol a su manera. “Al Madrid le gustan los partidos rotos, sin control; a nosotros no” admiten, reconociendo la trampa.

“Cuanto más lejos veo al Madrid de mi portería más tranquilo estoy yo y más cómodos se sienten ellos", suele decir Vilanova. Por eso, la duda sobre el volante. Por eso y porque el estado de forma de los jugadores puede decidir la apuesta. “Hemos de jugar bien o no ganamos; ellos no lo necesitan, pero nosotros sí”, razona Xavi cada vez que se imagina un partido contra el Madrid. Se trata de asegurar el control absoluto con Iniesta o buscar jaleo, con Fábregas de interior e Iniesta por fuera. O usar al mejor 8 del mundo y ponerle por delante a un referente que estire y abra el campo, sea al estilo de Villa o al de Tello. La fórmula planteada contra el Sevilla no es nueva, se usó contra el Celtic. Perdió el Barça, pero fue el partido en el que más veces ha rematado a puerta este año. Sea como fuere, el Barça necesita también controlar el tiempo emotivo de un partido que se ha jugado cien veces en el Camp Nou y en 13 ha terminado 2-1, el resultado más repetido.

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