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La solución del ‘9’

El Barça rompe la defensa rival de dos líneas de cinco con la entrega de toda la banda a Alves y la recolocación de Villa como ariete

Jordi Quixano
Villa, después de marcar al Sevilla.
Villa, después de marcar al Sevilla.LLUIS GENE (AFP)

Pareció ser un partido repetido porque Emery tomó nota de lo ocurrido en San Siro, de la encerrona que le hizo el Milan al Barça, incapaz de hallar soluciones a los barullos al borde del área, de trazar un cortafuegos entre la maraña de piernas. Pero el cuerpo técnico azulgrana, que pensó en la Copa y dejó de inicio en la rebotica a Puyol, Alba, Xavi, Cesc, Busquets y Pedro, dio con la tecla en el entreacto con la figura de un delantero centro, de Villa. Y con eso y su efecto dominó, le alcanzó para revertir el encuentro.

Jugó el Sevilla a lo mismo que el Milan: con dos líneas de cinco en defensa —una al borde del área y la otra de la mano del portero—, con el ariete como eje y con un mediocentro como central; y, en ataque, persiguió el azote a la contra, con Babá-Negredo (Pazzini) como boya, referencia para las carreras de los extremos, uno profundo, Navas (El Shaarawy) y otro diagonal, Del Moral (Boateng). Y, coincidencia o no, quizá lógica si se atiende que el equipo suma 11 encuentros consecutivos encajando un gol como mínimo, le llegó la primera diana en la prolongación de una jugada a balón parado. Parecía disputarse idéntica partida en distinto tablero. Y se daba un rival diferente que planteaba análogo problema. Hasta que el Barça sacó a Tello para atarlo en la izquierda, le dio toda la banda derecha al recorrido de Alves, recolocó a Messi de trescuartista y situó a Villa de 9.

Una argucia, en cualquier caso,  la de dejarle el carril al lateral azulgrana, posible porque Manu Del Moral no es El Shaarawy

Antes de la receta, el Barça sufrió el mismo mal de altura, ese que le muestra un tanto estéril. Presionaron de maravilla Alexis y Villa —espoleados por la idea de Emery de sacar la pelota jugada—, pero se enredaron en la definición, quizá porque se imponen el pase a Messi. Y La Pulga no atinó en el remate, con tres faltas torcidas y un zapatazo con la derecha que escupió Beto. Sin espacios ni tiempo, con poco balón, se difuminó el 10 al tiempo que se agrandó el Sevilla, contento porque el colegiado también se esmeraba en darle al duelo una reminiscencia europea, permisivo con las patadas y reacio a las tarjetas. Pero el letargo azulgrana duró un acto, lo que tardó el Barça en encontrar el ansiado plan B.

La entrada de Tello removió en un santiamén al Barça y por extensión al duelo. Sobre todo porque Villa, de ariete, acertó a enlazar ese centro de Alves, que recorrió como se le exigía toda la banda. Una argucia, en cualquier caso, posible porque Del Moral no es El Shaarawy, porque el primero mira al retrovisor y el segundo se define en campo ajeno. La recolocación de Villa, a su vez, dio aire y balón a Messi, que actuó de palanca y revulsivo, más que nada porque generó sorpresa con la llegada desde la segunda línea. Pase de Tello, pisada en el área, regate y gol. Barça regenerado; Sevilla destripado.

Mantuvo el cuerpo técnico a Villa de ariete y Alves se asfixió, lo mismo que Song, correcto en la ayuda, pero poco convincente en la tarea de grapar las líneas. Tiempo de golpes y contragolpes, de oportunidades para ambos equipos. Pero salió Busquets por Villa, se taparon los agujeros y desapareció el 9 puro. Ya no hacía falta.

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