Osasuna tira de manual

En la balda de manuales de fútbol los hay extensos, con muchas páginas y alguno, más aliviado de contenido, pero incuestionable en su tesis. Este último, el que explica cómo conseguir una victoria a partir de dos premisas básicas, correr y buscar la espalda del rival con balones largos, es el que orienta la forma de actuar de Osasuna y al que parece haberle cogido el gusto. Superó con él a un Zaragoza más combativo, con algún capítulo atragantado, como el del gol, ese que no conviene olvidar, y al que deja ahora por detrás en la clasificación.

Recuperó de nuevo Osasuna su ansia inicial de morder sin masticar. Un primer golpe que le sirve tanto para quitarse los nervios, como para trasladárselos al rival, por más que aparezca aparentemente enchufado. Acostumbrado como está el equipo de Jiménez a navegar contracorriente en las últimas temporadas, pagó la falta de Postiga, su única referencia en ataque. Solo presumieron los maños de la zurda de Rochina y presumió su propietario con toques y acondicionamientos de balón que llevaron peligro cada vez que se mezclaron.

Pero a Osasuna poco le importan las elaboraciones costosas, es más de fermentación rápida. De comerse el soufflé antes de que se endurezca. Por eso tiró de balones rápidos, sin demasiadas instrucciones, para que Cejudo o Kike Sola se lo cocinen por su cuenta. No le hizo falta demasiada cocción al delantero navarro, que tras adelantarse a Paredes, enredado en la masa que le agarraba los pies al suelo, remató tras un buen giro de cabeza un centro de Damiá desde la banda izquierda. Una efectividad que dio valor al planteamiento de Mendilibar, más preocupado por sostener sus cimientos que de marear los ajenos.

Por segunda jornada consecutiva dejó a Puñal fuera de la convocatoria. Una ausencia que revaloriza la idea del juego directo, no necesariamente desorquestado, pero que deja al margen a un director como el capitán, con más de 400 conciertos a sus espaldas.

Y le bastó con eso, con repasar las líneas de un guion aparentemente sencillo pero que desde luego se conoce de memoria.