El Getafe enfoca hacia arriba
Los de Luis García abruman a un Celta blando e ingenuo con una goleada que les permite conservar sus aspiraciones europeas
El Getafe se citó con su ambición y el Celta con sus miedos. El anhelo goleó al pánico. Para los locales, era una reválida de carácter que acreditara la actitud necesaria para aspirar a los puestos europeos; para los visitantes, un clavo ardiendo que aplazara las angustias que les acechan. Y, en el choque de biorritmos, los azulones dieron lustre a su versión más firme y resolutiva ante un rival desarmado antes de la batalla, estremecido ante la cercanía del abismo. Tres goles antes del descanso dieron una cómoda victoria a los de Luís García que parecen recuperar su mejor versión con tiempo aún para retos mayores que la supervivencia. En el cruce de caminos entre la excelencia y la mediocridad, los de Ángel Torres miran ahora hacia adelante.
Con el primer tanto como metáfora, el Getafe abrumó a un Celta muy ingenuo. Barrada presionó con ímpetu a Cabral y le birló la cartera en la frontal de área. El balón llegó a los pies de Colunga que encaró decidido la portería de Varas y de solvente tiro cruzado adelantó al conjunto azulón a los 10 minutos. Apenas habían acumulado méritos los locales cuando encontraron el premio y, recelosos ante su suerte, pronto volvieron a la casilla de salida para acabar ganando de calle la partida. Una buena forma de resarcirse del set encajado en el Camp Nou la semana pasada.
Getafe, 3 - Celta, 1
Getafe: Moyá; Miguel Torres, Alexis, Fede Fernández, Escudero; Borja (Lacen, m. 69), Xavi Torres; Pedro León (Gavilán, m. 77), Barrada, Diego Castro; y Colunga (Alcácer, m. 82). No utilizados: Codina; Rafa, Sarabia y Álvaro Vázquez.
Celta: Javi Varas; Jonny, Demidov, Cabral, Roberto Lago; Insa (Jonathan Vila, m. 59), Álex López; Augusto, Orellana (Mario Bermejo, m. 67), Krohn-Dehli; y Aspas (Mina, m. 59). No utilizados: Sergio Álvarez; Bellvis, Pranjic y Park.
Goles: 1-0. M. 10. Colunga. 1-1. M. 20. Augusto Fernández. 2-1. M. 34. Diego Castro. 3-1. M. 42. Fede Fernández.
Árbitro: Ayza Gámez. Amonestó a Cabral y Borja.
Unos 9.000 espectadores en el Coliséum.
Roberto Lago, candidato a ocupar el carril izquierdo del Coliséum el próximo curso, rescató una de las mejores virtudes de su catálogo y sirvió un centro preciso para la llegada de Augusto Fernández, que ganó en impulso y picardía a Escudero y puso el empate con un cabezazo. El latigazo vigués fue un espejismo fugaz. Lejos de rearmar al timorato grupo de Paco Herrera, el gol fue el estímulo definitivo para que espabilara el Getafe. Con lo más granado de su repertorio, los azulones ventilaron el partido en un santiamén.
Regresaba Pedro León al once, dos meses después de su lesión en la rodilla derecha. Su ausencia entre otras acortó el vuelo de un equipo que pasó en ese tiempo de los puestos europeos a la fría medianía clasificatoria con una sola victoria en las nueve jornadas previas. Y no tardó en dejar su sello. Una internada del centrocampista murciano por la banda derecha generó el 2-1 tras un pase atrás que embocó Diego Castro en segunda instancia. El recién llegado Fede Fernández completó el arrebato antes del descanso. El central internacional argentino, cedido por el Nápoles hasta final de curso, remató de cabeza un córner botado por Colunga que volvió a desnudar la endeblez defensiva del Celta.
El cuadro vigués, que llegaba a Madrid con cinco puntos de los últimos 30, mostró su cara más pusilánime, lejos de aquellas pinceladas de equipo aplicado sin suerte ante el gol. Partido en dos y con un dique de contención de plastilina, los visitantes fiaron su suerte al instinto de supervivencia de Aspas y Orellana que recorrían el frente de ataque con la soledad y la desesperación de dos náufragos desasistidos.
Nada que ver con su rival, agarrado como en sus mejores tardes al impulso de su segunda línea. Sin grilletes, la zancada de Barrada, la clase de Pedro León y la hiperactividad de Diego Castro apoyaron sin descanso a Colunga que, dueño del nueve azulón en los últimos tiempos, luce la firmeza que se demandaba a su equipo. El Getafe ve ahora el vaso medio lleno.
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