También Mario Cipollini

Siempre, en todas las novelas, hay un mínimo detalle, un hilo suelto que permite deshilachar toda la trama. También en la vida, también en la Operación Puerto. Cada detalle cuenta, es el lema del ciclismo moderno, también el de los investigadores. El humo delator puede ser, como en el caso de Luis León Sánchez, simplemente un retraso de 25s en llegar a la rampa de un prólogo (según la Guardia Civil ello conduce de Huerto, apodo en clave de la lista de Eufemiano Fuentes) o puede ser un número de fax de Italia, como el que anotado en delicada y clara letra en dos documentos de la Operación Puerto, dos programaciones de un mismo ciclista, conduce directamente a Mario Cipollini, el mejor esprínter de la historia en Italia, ganador de decenas de etapas en Giro, Tour, Vuelta y todo tipo de carreras y, también, en un mágico 2002, de una Milán-San Remo y un título de campeón del mundo, la gran consagración lograda a los 35 años.

El pozo sin fondo que parece ser el botín de papeles hallado en los registros de los dos pisos francos de Fuentes en Madrid sigue proporcionando material para reescribir la historia del ciclismo. En la lista negra, al lado de algunos de los mejores ciclistas de la década pasada, ya manchados por su relación con los métodos de Fuentes —Basso, Ullrich, Valverde, Hamilton…— se une ahora, siete años después de su retirada, el del Rey León. “Sin comentarios”, dijo el ciclista italiano anoche a los responsables de La Gazzetta dello Sport que le mostraron los papeles.

No es la primera vez que el nombre de Cipollini se relaciona con la Operación Puerto. Hace algunos años, varios periódicos italianos concluyeron que detrás del nombre en clave Pavarotti se escondía el gigante toscano, afirmación que este desmintió. En este caso, las pruebas parecen más concluyentes. Aunque hay programaciones de cuatro años (de 2001 a 2004) que se relacionan con Cipollini, pues están marcados con sus supuestas marcas de guerra (CP en 2001; María, en adelante), solo en el reverso de dos de ellos figura su número de fax, los de 2001 y 2002. El último (folio 759, tomo III), su primera temporada en el Acqua e Sapone, es el más interesante, por supuesto, el más hermoso también para quien guste apreciar el recargado barroco de múltiples círculos en blanco (símbolo de anabolizantes según los expertos en la criptografía eufemiánica), puntos negros con raya en diagonal (EPO intravenosa), círculos blancos con punto negro (EPO subcutánea), asteriscos (hormona de crecimiento) y diferentes acrónimos (IGF, HM, más sustancias dopantes) y letras, como E y R, extracción de sangre, en los meses bajos, y reposición, las vísperas de los grandes objetivos del año. Estos vienen reflejados con dos o tres fechas verticales en las fechas señaladas: 23 de marzo, Milán-San Remo (tres días antes, pocas horas después de terminar la Tirreno-Adriático, se señala una reposición sanguínea), 10 de abril, Gante-Wevelgem (su segunda gran victoria del año), prólogo de un Giro en el que consiguió seis victorias de etapa. Junio, julio y agosto fueron de descanso; la Vuelta, en septiembre, se redujo a la primera semana, en la que se llevó tres etapas, y el 13 de octubre, un mes después de abandonar la Vuelta y cuatro días después de una R de reinfusión marcada en su calendario, la victoria en el Mundial de Zolder.

En el reverso, junto al número de fax delator, figura el precio del éxito, también en caligrafía fina: una cuota de 25.000 euros y unos pagos, solo en los meses de enero y febrero de 2002, de más de 2.000 euros por medicamentos entregados (aunque, generosa, la letra de Eufemiano resalta el 25 de febrero: “Le doy 1 x IG [factor de crecimiento importado de Australia] (regalo para probar todos… en Valencia)”. El día anterior Cipollini había terminado cuarto el trofeo Luis Puig en la capital valenciana, de donde el día siguiente partió la Volta a la Comunitat.