El Madrid tantea la autogestión
Mourinho reprueba el protagonismo público de los jugadores propiciado por Florentino Pérez
Los cuartos de final de la Copa están por convertirse en el punto más luminoso de la oscura temporada del Madrid. Las felices circunstancias que vive el equipo que hoy visita Mestalla —21.30 horas, Canal+— coinciden con el repliegue del mánager, José Mourinho, a un sombrío segundo plano. Curiosamente, después de la derrota en Málaga, en Navidades, en el entorno de Florentino Pérez aseguraron que el presidente invitaría a los capitanes a practicar la autogestión. No se sabe si a Casillas y a Ramos les llegó la propuesta pero desde el vestuario apuntan que los jugadores convocan más reuniones que nunca en las concentraciones. Se juntan a puerta cerrada: evitando la presencia incómoda de empleados que puedan ir a contarle lo que pasa a Mourinho. Dicen cosas que invitan a ocupar la mente exclusivamente con el fútbol: “¡Olvidémonos de los líos de Mou!”.
Hace tres años que José Mourinho recorre los pasillos de Valdebebas quejándose de alguna cuestión cada día. Al regresar de las Navidades, el mánager lamentó que el club impusiera que los futbolistas también ofrecieran conferencias de prensa. Para evitar aparecer como un jefe desautorizado, se presentó ante la plantilla como el autor de la medida. Como si hubiera renunciado libremente a una labor pesarosa y altruista que nadie le agradecía. “¿Que los jugadores quieren hablar?”, despotricó. “¡Pues me hago a un lado! ¡Porque encima los jugadores han ido diciendo por ahí que antes hablaba sólo yo para que ellos no pudieran defenderse...! Cuando la verdad era que yo hablaba sólo para protegerlos a ellos...”.
Florentino Pérez dispuso que no fuera solo el mánager quien hablase para que las estrellas ayudaran a mejorar la deteriorada imagen del club
Cuando Florentino Pérez dispuso que no fuera solo el mánager quien celebrase conferencias de prensa, lo hizo con la intención de que los futbolistas, las estrellas, ayudaran a mejorar la deteriorada imagen del club en el mundo. A Mourinho le gustó tan poco la idea que desde entonces ha dado un paso al costado. Ofendido, ha interrumpido sus apariciones ante la prensa. La semana pasada se encolerizó cuando supo que Albiol había confirmado en su conferencia que él y Cristiano mantuvieron una discusión tras el encuentro de ida con el Valencia. Otra vez, a Mourinho le oyeron lamentarse: “¡Aquí todo el mundo dice lo que quiere...! ¡Esto no puede ser...! ¡Esto es perjudicial...! ¡Aquí tiene que haber un control...!”. Los jugadores consultados aseguran que no les molesta en absoluto salir a hablar en público una vez al mes. También dicen que es falso que lo que dijo Albiol perjudique a nadie más que a la reputación de Mourinho, si acaso, porque el hombre vive obsesionado con presentarse en el mercado como el entrenador al que todos sus futbolistas adoran sin vacilar.
La autogestión del Madrid, por el momento, tiene que ver con asuntos que acontecen fuera del campo principalmente. En lo esencial, los jugadores cumplen con lo que les pide el entrenador. Aunque haya alguno que identifique a los partidos más lamentables —contra el Barça en la ida de semifinales de la Champions en 2011, contra el Villarreal el año pasado en El Madrigal, o el día de la eliminación ante el Bayern— con las intervenciones más decididas de Mourinho.
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