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De la perfección al descontrol

El Barça pasa en una semana de cuadrar una excelente actuación en Málaga a ceder un empate en la Copa y perder su primer partido en la Liga por la falta de tensión competitiva

Ramon Besa
Piqué, Iniesta, Puyol y Busquets protestan ante la expulsión del central en Anoeta
Piqué, Iniesta, Puyol y Busquets protestan ante la expulsión del central en Anoetaander guillenea (AFP)

El Barça ha pasado en tres partidos de la excelencia, expresada en el rondo del pasado domingo en Málaga (10 toques en 10 segundos; victoria por 1-3), a un sorprendente descontrol, manifiesto en el entorno y también en la cancha, después de empatar el jueves en el Camp Nou contra el propio Málaga en la Copa (2-2) y de perder su primer partido de Liga en Anoeta (3-2).

La derrota contra la Real Sociedad llegó después de una semana ruidosa y difícil de digerir en el barcelonismo: el Bayern Múnich anunció el fichaje de Guardiola, las chanzas hacia Alexis adquirieron un tono muy desagradable y Víctor Valdés comunicó que no renovaría su contrato en 2014. Hasta ahora impermeables a cualquier noticia, los azulgrana no lograron centrarse en Donosti y concedieron hasta tres goles, como cuando al inicio defendían sin los defensas titulares.

Aunque pertenezcan a competiciones diferentes, los partidos contra el Málaga y la Real tienen un denominador común: los azulgrana dispusieron de ocasiones para marcar más goles de la misma manera que perdieron el control del juego, sobre todo en la segunda parte, cuando apenas remataron a portería y tomaron un gol en la última jugada.

El Barcelona ha ganado virtuosismo y perdido mando y concentración

Al equipo de Vilanova ya le costó al comenzar la temporada gobernar los encuentros. Entonces solucionó las dificultades con un fútbol más directo, sin tanta posesión como en los tiempos de Guardiola. La aportación de los laterales fue fundamental para alcanzar el área mientras en la alineación rotaban Cesc e Iniesta hasta que el entrenador decidió en Moscú dar cabida a ambos.

La progresión fue muy buena hasta alcanzar un punto óptimo en la difícil visita a La Rosaleda, que coincidió con el final de la primera vuelta. A partir de la perfección, el juego ha perdido continuidad, como si los jugadores se hubieran confiado después de superar la prueba más difícil que tenían a la vista y se entregaran excesivamente a ejercicios de virtuosismo. Puede que el equipo se haya gustado en exceso. Lo mismo pasó con los suplentes en la Copa que con los titulares en la Liga. Ha menguado la tensión competitiva y ha aumentado el narcisismo mientras se imponía un cierto papanatismo en la crítica: más que los puntos se contaban las rachas y los récords.

Los resbalones llegan tras las chanzas sobre Alexis y la no renovación de Valdés

Tanto el Málaga como la Real presionaron muy arriba y provocaron los errores individuales y colectivos del Barcelona. El equipo se aflojó, dejó de ser corto, compacto y solidario, y los futbolistas quedaron retratados cada vez que cometieron un fallo, como se vio en Anoeta con Alves o Mascherano o en el Camp Nou con Thiago y Adriano. Las pérdidas de balón han sido constantes y. ante la falta de sentido colectivo, de líneas de pase y del juego de posición, difícilmente se han podido corregir. A cambio, el Barça ha mantenido su productividad goleadora, sobre todo por la profundidad y verticalidad de su fútbol y por la calidad de sus delanteros, especialmente Messi.

Nada que no hubiera pasado antes. La diferencia es que entonces el Barcelona ganó los partidos y ahora empató uno y perdió otro. Ya se sabe que la comodidad debilita y, por tanto, los técnicos entienden que se trata de recuperar la concentración y la tensión.

Tito Vilanova no estará el jueves en el decisivo partido de la Rosaleda

El calendario no concede ninguna tregua. Al Barcelona le quedan salidas muy comprometidas en la Liga (Mestalla, Bernabéu, San Mamés, Calderón y Cornellà) y el jueves se juegan su continuidad en la Copa en Málaga con un marcador adverso: el 2-2 de la ida le obliga a empatar a tres o ganar. La plantilla no olvida su eliminación el año 2010 por el valor doble de los goles en campo contrario después de perder en el Camp Nou (1-2) y ganar en Sevilla (0-1).

Los azulgrana, en cualquier caso, han sabido corregirse después de cada derrota: ganaron al Valencia después de caer en el Bernabéu en la Supercopa y golearon al Rayo tras ceder en el Celtic Park. Muy regulares en la Liga, hay expectación para saber cómo responden a las dificultades en los torneos cortos, sobre todo después de ser superados precisamente en la Supercopa.

Hay una dificultad añadida en la visita a la Rosaleda. Tito Vilanova no estará en el partido porque hoy viaja a Nueva York para iniciar las sesiones de radio y quimioterapia para tratarse del tumor de la glándula parótida. El técnico alternará durante un tiempo el tratamiento y el descanso, con idas y venidas, de manera que no se puede precisar cuándo podrá estar en el banquillo.

Los últimos técnicos azulgrana son desacomplejados, no sienten la presión” Rexach

La situación exigirá la máxima responsabilidad de los futbolistas, que ya respondieron en situaciones parecidas. “No me necesitáis, sois demasiado buenos. Confío en vosotros. Estaré pronto de vuelta”. Así se dirigió el técnico a sus futbolistas cuando les informó sobre su recaída.

El plantel admira tanto el coraje como el trabajo de Vilanova y de su equipo, ahora encabezado por el segundo entrenador, Jordi Roura. “Tito, Jordi y Pep [Guardiola] forman parte de una generación de técnicos que se distinguen por su valentía; no se espantan”, asume su mentor Charly Rexach. “Tienen personalidad, no son nada acomplejados, y conocen muy bien la casa”, añade. “No han acusado la presión del Camp Nou ni de los rivales”. La distancia con sus rivales ha ido en aumento hasta que perdió en San Sebastián el día antes que jugaran el Atlético y el Madrid.

Los últimos resultados, y las informaciones que se han producido durante la semana, pondrán a prueba la estabilidad de un Barça que ha vivido en el paraíso con el marcador a favor.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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