Osasuna atisba la luz

Diezmado este curso por varios errores arbitrales, Osasuna recibió un caramelo de Pérez Lasa que cimentó su triunfo frente al Deportivo (2-1). Una victoria forjada en la pegada de Kike Sola, la astucia de Nino y las paradas de Andrés, decisivo en la recta final de un pulso que permite a los navarros atisbar luz al final del cenagal en el que se habían sumido y mella a los gallegos, atrapados ahora en el último peldaño de la tabla.

Reactivado desde el aterrizaje de Domingos, no le funcionó al Deportivo su fórmula en el viejo Sadar. Encasquillado en su centro del campo, nublado en la creación y quebradizo cada vez que el rival se asoma a su área –con 42 dianas en contra, es el conjunto más goleado de la Liga–, el cuadro gallego supuso el mejor bálsamo para un contrincante al que le cuesta un mundo encontrar la portería. Osasuna, con el punto de mira muy desviado esta temporada –es el menos realizador, con 16 goles–, halló en este caso, sin embargo, un filón en el flanco derecho defendido por Silvio.

Batido en el duelo una y otra vez por el habilidoso Cejudo, el portugués supuso el mejor de los infiltrados para su adversario, que se vio favorecido además por un error de Pérez Lasa que propició el primer tanto del envite. No apreció el colegiado la posición ilegal de Armenteros en el desmarque y lo agradeció Sola, el mejor remiendo ofensivo de los rojillos esta campaña con cinco dianas, ávido de gol siempre. Muy plástico en el remate, el ariete voleó de forma acrobática un centro medido de su compañero y echó arena al Deportivo, superado en todas las facetas del juego, sin brújula ni timonel alguno, con Valerón postrado en la banqueta y Assunçao sin tino para hilvanar el juego.

Comenzó a gustarse Osasuna, muy sólido en su retaguardia, inspirado en el oficio de Puñal y sabedor de la hemorragia del huésped gallego en ambos costados. Por ahí hurgaron también Damià y Bertrán, azuzados a grito limpio por Mendilibar, de una línea de cal a otra durante todo el encuentro. Y, por ahí también, desde una de las esquinas, pudieron asestar un nuevo zarpazo los navarros. Sola, un incordio permanente para el Depor, se elevó y picó la pelota abajo, pero entre Aranzubia y André Santos despejaron el testarazo cuando la parroquia ya brincaba de sus asientos para celebrarlo.

Espoleado en la caseta, el Deportivo despertó en el segundo periodo. Se enchufó Bruno Gama e intimidó Bergantiños, pero una pillería de Nino volvió a enviarle a la lona cuando parecía haber tomado impulso. Roedor, el menudo delantero rojillo se filtró entre la maraña de futbolistas del Depor, distraídos mientras trataban de poner orden en la barrera, y solicitó la pelota a Lolo. Su latigazo, seco, obtuvo premio. No se rindieron los gallegos, que enseñaron los dientes con la entrada de Oliveira y estuvieron a un tris de estropear la fiesta local. Emergió entonces la silueta de Andrés, colosal en un doble careo con el delantero, antes de que Camuñas -exosasunista, aplaudido por la grada-, maquillase el electrónico con un toque preciso y aportase una dosis final de suspense. No se alteró el guion, sin embargo. Se enfanga el Depor; respira con alivio Osasuna. La luz comienza a asomar por el Reyno.