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SIETE METROS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Egipto, un duro escollo

El lateral de España Jorge Maqueda intenta batir al portero de Egipto Karim Mostafa.
El lateral de España Jorge Maqueda intenta batir al portero de Egipto Karim Mostafa.JuanJo Martin (EFE)

Como habíamos vaticinado, ayer nos encontramos con una Egipto más rodada que la que fue arrollada en la primera jornada por Hungría, con una defensa 3:2:1 europeizada, reminiscencia de algún entrenador balcánico que ha pasado por allí. Una defensa muy agresiva que no daba un balón por perdido y que en el primer tramo del encuentro, además, se complementó con una portería en estado de gracia.

A España le costó 15 minutos ajustar la defensa 6:0 con la que salió en esta ocasión. Valero optó por Cañellas en lugar de Guardiola en el centro de la defensa junto a Viran, apostando así por una mejor segunda oleada de contraataque. Durante esos primeros minutos los cambios de oponentes entre el grupo central de la defensa no estuvieron claros. A ello había que sumarle que Sterbik no comenzó al nivel que nos tiene acostumbrados. Si encima le unimos los desaciertos en ataque del principio, no es de extrañar que Egipto fuera por delante del marcador durante el comienzo del encuentro.

Lo mejor del partido fue sin duda alguna la solvencia española al defender la inferioridad numérica

A partir del segundo tramo de la primera mitad, todo cambió. El 6:0 español ahogó al ataque egipcio, Sterbik comenzó a sacar balones y se consiguieron dos o tres contraataques claros muy bien finalizados por Valero Rivera, que pusieron el 11-16 en el luminoso al descanso.

Durante los siguientes 30 minutos predominó la igualdad. Egipto continúo peleando sin dar el partido por perdido. Incluso hubo un momento de apuro, a mediados del segundo periodo, en que Egipto se acercó a tres goles. Instante en el que Valero decidió pedir tiempo muerto y su equipo reaccionó para propiciar que los últimos minutos fueran plácidos.

Lo mejor del partido fue sin duda la solvencia española al defender la inferioridad numérica. Destacó la figura de un incansable Alberto Entrerríos, que aportó goles y nutrió de infinidad de balones a Julen Aginagalde en el dos contra dos, en la zona exterior tras circulación del extremo, algo que Egipto no supo leer durante prácticamente todo el encuentro.

Quizás se pudo echar en falta en el ataque español más transformaciones por parte de la primera línea, pero lo importante es que estamos donde queríamos, con cuatro puntos tras las dos primeras jornadas.

Ahora toca descansar, salvar sin sobresaltos el trámite contra Australia de hoy y preparar al equipo para jugarse el primer puesto contra Hungría, el jueves, y contra Croacia, el sábado.

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