Golpe de pánico en el Camp Nou
Messi abandona el duelo ante el Benfica en camilla ante el angustioso silencio de la hinchada El parte médico es tranquilizador: una contusión en la rodilla izquierda
A Leo Messi le costará batir el récord de Gerd Müller. Una jugada bien tonta en un partido intrascendente se convirtió en una angustia para el rey del fútbol mundial en los últimos años y muy especialmente de 2012: 84 goles ante los 85 del Bombardero de Alemania. Nadie reparaba en la vulnerabilidad del 10. Había jugado muchas finales, se había batido con centrales de tacos afilados, arriesgó en los encuentros más exigentes y se expuso en canchas muy ásperas sin que pasara nunca nada. Y ayer, justamente en una jornada diseñada para que rompiera el récord de máximo goleador en un año, un día en que su equipo nada se jugaba, justo cuando se reservaba la mitad del once titular para empresas mayores, un golpe con el portero Artur dejó a Messi tendido sobre el césped del Camp Nou.
BARCELONA, 0 – BENFICA, 0
Barcelona: Pinto; Montoya, Puyol, Adriano (Piqué, m. 66), Planas; Thiago, Song, Sergi Roberto; Tello (Deulofeu, m. 78), Villa y Rafinha (Messi, m. 57). No utilizados: Valdés, Sergi Gómez, Busquets y Dos Santos.
Benfica: Artur; Maxi Pereira, Garay, Luisâo, Melgarejo; Ola John, André Gómes, Matic. Nolito (Bruno Cesar, m. 62); Rodrigo (Almeida, m. 73) y Lima (Cardozo, m. 73). No utilizados: Luisinho, Paulo Lopes, Nico Gaitán y Jardel.
Árbitro: Sven Odvar Moen (Noruega). Mostró la tarjeta amarilla a Nolito, Rafinha, Garay, Luisâo, Adriano y Matic.
Camp Nou: 50.659 espectadores.
Aunque el parte médico asegura que Messi sufre una contusión ósea en la cara externa de la rodilla izquierda, a ningún aficionado azulgrana se le quita el susto del cuerpo, ni estará tranquilo hasta que vea al l0 caminar por su propio pie. Nadie se atreve a pronosticar cuánto tiempo tardará en sanar —“la evolución clínica marcará su disponibilidad para el próximo partido”, rezó el comunicado azulgrana— después del impacto que supuso el golpe que le dio Artur y la cara que puso Messi, retirado en camilla del estadio, presa de un silencio sepulcral. A pesar de que hoy le harán más pruebas radiológicas, no parece grave y todo apunta a que pronto regresará Messi, único como es en el mundo, capaz de competir no solo con los mejores futbolistas de la historia, sino también con los más célebres cañoneros.
No se juega con el fútbol, cuyos guiños son inescrutables, difíciles de descifrar. Los partidos más peligrosos acostumbran a ser precisamente aquellos que llegan más mansos, los que no hay nada en juego, cuantos se disputan sin tensión competitiva ni mayor interés que el particular, el peor de los litigios en un juego de equipo. Iba ayer el barcelonismo camino de una boda, todos a celebrar el récord de Messi, y se encontró en medio de un funeral, abatidos los aficionados porque Artur se cayó encima de la rodilla de Messi. El chasco fue monumental en el Camp Nou: no hubo récord ni victoria ni clasificación del Benfica para la Champions. Nadie se sacaba de la cabeza la imagen del 10, retirado en comitiva, después de haber jugado poco más de media hora, tiempo de sobra para marcar los goles que hicieran falta si se trata de Messi.
El parte médico confirma que tiene una contusión ósea en la cara externa de la rodilla izquierda
El partido no tuvo más historia para los azulgrana que el golpe de Messi. Jugó el Barça de salida con los suplentes repartidos por la cancha, jóvenes del Miniestadi y veteranos del Camp Nou, y en una punta Puyol y en la contraria Villa. A pesar del esfuerzo de Adriano y de Rafinha, no conectaron el capitán y El Guaje, porque presionó muy bien el Benfica. Atacaron al espacio los portugueses, siempre intensos, y se cansaron de forzar saques de esquina (8 en media hora) y se ganaron unos cuantos remates: Rodrigo y Lima se achantaron en sus mano a mano ante Pinto, el portero le sacó un tiro de gol a Ola John y la madera se puso también de parte del Barça. No había manera de que los azulgrana salieran de su área, muy exigidos en defensa, desposeídos de la pelota, de manera que Villa penó como clásico 9, sin nadie que le diera un pase ni le acompañara el sentimiento.
Villa no es Messi sino que sí se parece más a Müller. Hasta que calentó el 10 no hubo más noticia en el Camp Nou que el buen juego del Benfica. Muy superiores, no supieron resolver los muchachos de Jorge Jesús en ausencia de Messi. La única novedad barcelonista fue que Tello se puso a regatear ante Maxi Pereira nada más calentar el 10. A los 12 minutos de la segunda parte, después de nueve de calentamiento y de conversar un rato con Vilanova, apareció en escena Messi. Quería estirar las piernas, competir y a ser poder batir a Müller. No tardó ni 50 segundos en sacar una tarjeta a Luisão. El Benfica solo tenía ojos y piernas para el 10. Hubo un momento en que alineó hasta a seis defensas detrás de él mientras conducía la pelota en paralelo a la línea del área grande en busca de un regate que le pusiera de cara a Artur. No se pudo girar ni tampoco atinó en dos libres directos. Hasta que llegó el minuto 39 y se quedó solo ante Artur después de un pase de Piqué. Quiso sortear entonces al portero y no salió de manera limpia del regate sino que el arquero le golpeó la rodilla. Messi, sin embargo, acabó la jugada, como siempre, porque difícilmente se cae o le tiran, y la pelota acabó en manos de Artur.
Cerrados los azulgrana en su área, Villa penó de delantero centro, sin que le llegara un pase
Acto seguido, Messi se venció, se retorció de dolor, se tapó la cara y no salió de la cancha hasta que apareció la camilla. Ya no se supo más hasta que los doctores dijeron que sufría un golpe y sus compañeros daban a entender que no era grave. El pánico, sin embargo, continuaba en el cuerpo del barcelonismo. No era fácil asimilar que Messi, el jugador que no quiere perderse un partido, el mismo que mete los goles de dos en dos o de tres en tres, había quedado abatido en una acción bien tonta de un partido intrascendente en una jornada de un frío y viento de mil demonios.
Habrá que aguardar unas horas y ver como camina. Ya se sabe que en Messi todo es excesivo, incluso un simple golpe en una rodilla. Lo que pasa es que el dolor del 10 es contagioso.
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