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El cielo está con Alonso

La lluvia y el calor sofocante de Brasil juegan a favor del piloto de Ferrari en su pugna con Vettel

Oriol Puigdemont
Sebastian Vettel, antes de los entrenamientos libres.
Sebastian Vettel, antes de los entrenamientos libres.Silvia Izquierdo (AP)

Brasil huele a goma quemada. El Mundial de fórmula 1 ya ha desembarcado en São Paulo, última parada de un campeonato que comenzó en ebullición, con siete ganadores distintos en los siete primeros grandes premios, y que terminará en erupción. La ventaja que posee Sebastian Vettel sobre Fernando Alonso en la tabla (13 puntos) es favorable al alemán, pero deja el panorama suficientemente abierto como para no descartar al español, que lleva tirando del F2012 desde marzo como para venirse abajo en el último momento. Testarudo como el que más, la punta de lanza de Ferrari tiene la constancia como uno de los pilares fundamentales de su ideario y se dejará la piel para demostrar que las manos, al menos las suyas, pueden dejar atrás al RB8, el coche más competitivo de la parrilla.

A pesar de haber finalizado por detrás de su rival en cinco de las seis últimas carreras, el asturiano debería sentirse mañana más liberado que nunca porque desde el momento en que cruzó la meta en tercera posición en Austin (Vettel lo hizo el segundo), la presión pasó del taller del constructor de Il Cavallino Rampante al del búfalo rojo. Desde que perdió el liderato en Corea del Sur (14 de octubre), Alonso no podía permitirse un solo error si quería llegar vivo a Brasil, el primer objetivo que reconoció haberse planteado. Hasta este momento ha conseguido clavar la hoja de ruta que se había marcado, no ha dejado una pista sin subirse al cajón y, en consecuencia, dispone de una última bala en la recámara. El actual campeón, por su parte, vivía relativamente tranquilo a la espera de un resbalón de la marca italiana que le sirviera la corona en bandeja. Pero el gatillazo no se ha producido, de modo que Vettel saldrá a correr en Interlagos sabiendo que solo puede perder un tricampeonato que tiene mucho más a tiro que su oponente.

En Ferrari son conscientes de que, en un intercambio de golpes al uso, el RB8 es mucho más letal que el F2012, y por eso confían en un elemento alborotador que zarandee la carrera. En esta zona del hemisferio y en esta época del año, uno de los más intervencionistas es la lluvia, que ya tuvo un papel determinante en el Mundial que se decidió aquí en 2008, aquel en el que Felipe Massa creyó haber ganado durante unos instantes antes de que Lewis Hamilton adelantara a Timo Glock en la última vuelta y se lo arrebatara por un solo punto.

En Ferrari son conscientes de que, en un intercambio de golpes al uso, el RB8 es mucho más letal que el F2012

Las previsiones meteorológicas vaticinan la presencia de nubes importantes para cuando de comienzo la sesión cronometrada (17:00 horas, Antena 3 y TV3) y lluvias torrenciales para el domingo, aunque los propios paulistas desconfían un poco de los pronósticos. “El agua nos puede venir bien si hace que los coches se mezclen y es otro de los factores que está encima de la mesa”, ha dicho Stefano Domenicali, director de Ferrari. “Habrá que esperar a despertarnos el domingo y levantar la vista. En cualquier caso será igual para todos, y quien gane al final se lo habrá merecido”, opinó Christian Horner, su homólogo en Red Bull.

De todas formas, si los meteorólogos metieran la pata y finalmente no lloviera, el bochorno que hoy ha achicharrado al personal que se movía por el paddock (33 grados en el ambiente y 47 en el asfalto) también jugaría a favor del equipo de Maranello y en contra del de Milton Keynes, que dispone de un monoplaza considerablemente más rápido pero también más frágil.

El domingo pasado, Red Bull dejó Austin con sentimientos encontrados. El segundo puesto de Vettel suponía un pasito más hacia la corona y, a la vez, la consecución matemática del título de constructores para su estructura. Por el contrario, el abandono de Mark Webber por culpa del recalentamiento del alternador de su bólido hizo saltar las luces de alarma en la escudería británica, la misma avería que ya dejó tirado a Baby Schumi en Valencia y Monza, dos citas en las que el calor puso a prueba la robustez de los monoplazas. En un caso o en otro, parece ser que el cielo juega en este caso a favor de Alonso.

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