“A jugar y punto”
Pese a la ausencia de Nadal y a que juega a domicilio y sobre una pista rapidísima, España huye de cualquier excusa en la final de la Copa Davis contra la República Checa
“I’m ready to fight”. Como si fuera un mantra, Nicolás Almagro repite la frase hasta tres veces: “Estoy preparado para pelear”. Desde el viernes, España busca en Praga y contra la República Checa su sexta Copa Davis. Todos los condicionantes de la eliminatoria decisiva están en su contra: falta Rafael Nadal, lesionado; la pista está hecha a la medida del juego directo de Tomas Berdych y Radek Stepanek, los titulares checos; y David Ferrer, el número uno español, llega tras un final de curso tan espectacular como agotador. En el vestuario español, sin embargo, no quieren oír hablar de excusas, nada se quiere saber de lamentos. “A jugar y punto”, dijo Àlex Corretja, el seleccionador, tras conocer que la rápida superficie del O2 está dentro de los baremos permitidos.
Nos da tranquilidad estar preparados, otra cosa es que sepamos ganar la final" Àlex Corretja
“No se puede pretender llegar a la final y tener un rival fácil”, recordó Corretja, que no descarta que el viernes Stepanek sea sustituido por Lukas Rosol, el hombre que eliminó a Nadal en Wimbledon, con el fin de procurar descanso al titular, que en caso contrario debería jugar los tres días seguidos. “Llegamos en un estado de forma casi inmejorable, buenísimo”, añadió el seleccionador, que cuenta con Ferrer, Almagro y los doblistas Marcel Granollers y Marc López, maestros de maestros el lunes en Londres. “Nos da tranquilidad estar preparados, otra cosa es que sepamos ganar la final, eso hay que demostrarlo en la pista. Hay que cerrar una temporada excelente. Hemos venido para ganar”.
En Praga hace frío, pero hay quien se pasea en mangas de camiseta. Sobre las aguas del Moldava se reflejan las luces de la ciudad. Casi a orillas del río, el O2 Arena se levanta majestuoso, todo un estadio de clase NBA listo para acoger a 14.000 espectadores y una final de alto voltaje. En el centro de todo, una pista que ha dado valores altos en el examen de velocidad de la Federación Internacional (43 puntos de 55), hecha a medida de los locales, como mandan las raíces y las tradiciones de la competición por equipos.
“La pista es la más rápida del año, pero ya lo sabíamos”, dijo Ferrer, casi recién llegado de Londres, donde disputó, como Berdych, la Copa de Maestros. “Siento mucha confianza, porque ha sido la mejor temporada de mi carrera. Estoy muy feliz. Espero ganar la Copa Davis para terminar el año a la perfección”.
Es el espíritu de un grupo que tiene a Feliciano López en la recámara, listo para jugar si el capitán lo demanda en una pista que se adapta a la perfección a su estilo. Es, también, el sello de una selección que alimenta desde hace cuatro años sus ambiciones con una misma pregunta, independientemente de quién la integre: ¿si ganamos en Mar del Plata 2008, contra Argentina, bajo techo, sobre cemento y sin Nadal… por qué no vamos a ganar ahora?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.