Apocalíptico Espanyol
El contraataque de Osasuna, aún anclado en la plaza de colista, desguaza a un equipo exasperado
Cuando no va al travesaño, va al palo; cuando no la pifia Verdú, la conceden Colotto o Héctor Moreno; cuando aprieta delante, se descose atrás. Solo faltaba ya que, cuando la afición del Espanyol conmemoraba con aplausos, como siempre hace en el minuto 21 de cada partido, a su excapitán fallecido en 2009, Dani Jarque, Osasuna trenzara la jugada del gol que abrió la infernal tarde en Cornellà; apocalíptica. No hay otra forma de interpretar la goleada, el varapalo, el contundente 0-3 ante el colista.
Es difícil imaginar tantas calamidades en un partido. Pero el Espanyol las monopolizó durante una hora y media que acabó como el rosario de la aurora, con la afición tan desencantada como cabreada y algunos cánticos de dimisión lanzados ya a discreción, algunos enviados ya al presumible ganador de las elecciones a la presidencia, otros incluso al entrenador, al que hasta ahora muy pocos o nadie había puesto en cuestión, otros, en fin, a la húmeda y cargada atmósfera de Cornellà-El Prat.
ESPANYOL, 0 – OSASUNA, 3
Espanyol: Cristian; Raúl Rodríguez, Colotto, Héctor Moreno, Víctor Álvarez; Víctor Sánchez, Forlín (Simão, m. 46); Sergio García, Verdú, Cristian Gómez (Longo, m. 57); y Stuani. No utilizados: Casilla; Galán, Cristian Alfonso. Capdevila y Baena.
Osasuna: Andrés Fernández; Damià, Arribas, M. Flaño, Nano; Loe, Timor; Cejudo (Oier, m. 64), Armenteros (Torres, m. 80), Sisi; y Kike Sola (Onwu, m. 68). No utilizados: Riesgo; Lolo, Annan y Llorente.
Goles: 0-1. M. 22. Cejudo. 0-2. M. 62. Kike Sola. 0-3. M. 76. Onwu.
Árbitro: Gil Manzano. Mostró tarjeta amarilla a Stuani, Timor, Armenteros, Damià, Arribas y Héctor Moreno.
Cornellà-El Prat. 20.523 espectadores.
El balance fue muy otro para para Osasuna, por supuesto, que en un rato cambió su triste tránsito por el campeonato. Seguirá siendo colista, pero al fin ve una luz al final del túnel. Su goleada fue de libro. Bien pertrechado atrás, a la expectativa, se fue creciendo a medida que detectó tembleques en los centrales del Espanyol, dificultades enormes en su zona de creación, la soledad de Verdú. Primero controló las débiles embestidas, casi siempre a cargo de Sergio García o Verdú. Se fue creciendo y sacó petróleo de una de sus primeras aproximaciones al área de Cristian. El caso es que Cejudo marcó en un balón que quedó muerto en la frontal y el partido se le empezó a poner cuesta arriba al Espanyol.
Pochettino reaccionó. Se había fiado a un 4-3-3, que se mostró muy inocuo y controlable. Varió el dibujo. Recuperó el doble pivote y los tres centrocampistas por detrás del ariete. Sergio García abrió el campo y Verdú se encontró más a gusto a espaldas de Stuani primero y de Longo más tarde.
El Espanyol jugó sus mejores minutos. Longo cabeceó al travesaño, tras un centro de Verdú. Y el propio Verdú volvió a rematar al palo en un precioso disparo en diagonal y con rosca. Y un minuto después de ambas acciones, Cejudo le rebañó un balón a Verdú y se la puso a Sola, que marcó el 0-2. Todo lo bien que estuvo en ataque, lo desarregló Verdú en una acción en la que ni siquiera logró hacerle la falta de libro que exigía el robo de Cejudo. Lo intentó Verdú. Pero su caricia fue tan tibia como inútil porque Cejudo logró enganchar el pase al hueco para Kike Sola.
El Espanyol se derrumbó. Sus jugadores se tomaron como una penitencia la media hora que les quedaba por delante. Onwu redondeó, en otra contra, el partido soñado por Osasuna y Mendilibar, que lograron traspasar el drama y las angustias de las últimas semanas al Espanyol y a Pochettino.
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