El Levante se lleva su punto
Al Sevilla le falta velocidad e ideas para desmontar el planteamiento defensivo del rival
Hay muchas maneras de practicar el fútbol, todas respetables si se desarrollan bajo el reglamento. Una de ellas es la que exhibe el Levante, perfectamente trabajado, solidario, siempre más pendiente de guardar su portería que de llegar a la contraria. Puede que resulte aburrido, pero da resultados. Si alguien mereció ganar fue el Sevilla, el único que expuso, que gozó de dos claras ocasiones por medio de Medel y un tiro de Campaña al larguero.
Fuegos de artificio ante un Levante que no tiró a la meta de Palop y que se llevó el punto que siempre quiso. Un catecismo de fútbol práctico que anestesió en muchos minutos al Sevilla, que siempre tuvo el balón, aunque sin saber para qué la mayoría de las veces. No todos los equipos tienen los recursos del Madrid o Barcelona para desarbolar planteamientos tan estupendos, en lo defensivo, como los que realiza el Levante. Doble cobertura en bandas para frenar a Navas, atosigante marcaje de Diop a Rakitic y dos centrales férreos y solventes, Ballesteros y Navarro, sobre Negredo.
SEVILLA, 0 – LEVANTE, 0
Sevilla: Palop; Cicinho, Fazio, Spahic, Fernando Navarro; Maduro (Reyes, m. 59); Jesús Navas, Medel, Rakitic (Campaña, m. 83), Luna (Babá, m. 74); y Negredo. No utilizados: Diego López; Cala, Javier Hervás y Kondogbia.
Levante: Munúa; Pedro López, Ballesteros, Navarro, Juanfran; Iborra, Diop (Míchel, m. 73), Pedro Ríos (Rubén, m. 69), Barkero (Pallardó, m. 87), Juanlu; y Martins. No utilizados: Keylor Navas; Chris, Rodas y Ángel.
Árbitro: Clos Gómez. Amonestó al centrocampista chileno Medel y a Martins, delantero del Levante.
Unos 20.000 espectadores en el Ramón Sánchez Pizjuán.
Cegadas las fuentes de fútbol del Sevilla, a los de Míchel solo les quedó el recurso del balón parado, apartado donde el cuerpo técnico pone especial acento. Una mezcla entre Maduro y Medel dejó sin sentido a Juanfran, que salvó el gol, mientras que un remate de Fazio sobre la meta de Munúa despertó a los pocos espectadores que desafiaron a la lluvia en Nervión. En ataque, no hubo noticias del Levante, con Martins demasiado solo.
La rutina del partido nada más se alteraba a balón parado, como en una falta que Munúa desvió a tiro de Negredo o un inocente remate de Spahic tras el enésimo saque de esquina del Sevilla. Míchel apostó por Babá, un delantero de raza, poca técnica y mucho corazón, y por Reyes, un remedo del gran futbolista que fue. Nada funcionó y el Levante se llevó su punto.
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