Un Mundial, dos favoritos
España y Brasil, en la hegemonía del fútbol sala, son los grandes candidatos al torneo que se disputa en Tailandia
Está en juego saber quién es el mejor. Dirigida por Venancio López, la selección española llega a Tailandia, donde arrancó el Mundial de fútbol sala, con la intención de dar continuidad a la Eurocopa y sumar su tercer laurel universal. La apuesta es alta pero tiene su base estadística: aspira a replicar el dominio que los brasileños han ejercido sobre este deporte, y ya salió vencedora del envite en dos los seis títulos mundiales que hasta ahora se han puesto en liza, en los años 2000 y 2004.
La canarinha, en cualquier caso,es la referencia del fútbol sala igual que históricamente lo ha sido del fútbol. Practica este juego como si de un baile de salón se tratara, tan adecuado al virtuosismo y las sutilezas que caracterizan a los brasileños. Suyos fueron los dos primeros campeonatos mundiales (1989 y 1992) con escasa resistencia de Holanda y de Estados Unidos. Pero desde hace algo más de una década a los sudamericanos les chafa el baile una china que se ha metido en sus botas y que se ha hecho más robusta hasta parecer un pedrusco. España dio el aviso en 1996, cuando solo cedió ante los sudamericanos en la final (6-4). Fue el prólogo de una asonada en toda regla: ganó los Mundiales de 2000 y 2004, y también se hizo con seis (1996, 2001, 2005, 2007, 2010 y la de 2012) de las ocho Eurocopas que se han celebrado. Brasil, de todas formas, recuperó su cetro en 2008, en el Mundial disputado en su casa, tras ganar a España en los penaltis.
Así que España llega a Tailandia con la vitola de ser, al menos, la segunda gran favorita. También con el sello de que alberga la Liga más competitiva, donde juegan 19 de los futbolistas del Mundial y casi todos los clubes campeones de la Copa de la UEFA (el equivalente a la Liga de Campeones del fútbol), incluido el último, el Barcelona Alusport. El grupo de Venancio López se presenta con un registro inmaculado en la fase de clasificación (ocho victorias), después de lograr la Eurocopa en febrero, y acompañado de una asombrosa racha de 108 partidos (casi siete años) con una sola derrota, la de Brasil 2008. En muchos de esos triunfos estuvo el portero y gran referente Luis Amado, ausente ahora, ya jubilado de la selección. Pero recogen el testigo estrellas como Kike, Lozano (mejor jugador de la Liga 2011-2012) y Fernandao, que no pudo disputar el Europeo por una lesión en el sóleo de la pierna izquierda.
Aunque nacionalizado español, Fernandao es brasileño, de modo que refrenda ese axioma de que la inspiración en el fútbol sala y los mejores talentos son de allí. Brasileño es Falcao (mejor jugador del torneo en 2004 y 2008), que aspira a superar al también brasileño Tobías como máximo goleador (43 tantos) de los Mundiales, lo que conseguiría marcando 10 o más goles. Y brasileño, aunque nacionalizado, es Pula, el pivote de Rusia. Se escapa de la regla un portugués, Ricardinho, mejor jugador del mundo hasta que Falcao le arrebató el galardón el curso pasado.
Pula y Ricardinho, precisamente, son la punta de lanza de Rusia y de Portugal, la aristocracia que aspira a romper el duopolio de España y Brasil. En ese batallón, aunque quizá un paso por detrás, también marchan Italia, Argentina e Irán, el rival ante el que debutará España (15.00. Eurosport 2), encuadrada en un grupo que completan Panamá y Marruecos. Brasil se medirá en la primera fase con Japón, Libia y Portugal. Son las primeras piedras para aclarar quién tiene la hegemonía del fútbol sala.
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