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El desahogo del rebelde

Griezmann olvida sus escarceos extradeportivos con un doblete ante el Valladolid

GORKA PÉREZ
Griezmann celebra uno de los goles al Valladolid.
Griezmann celebra uno de los goles al Valladolid.ELIAS MORATE (EFE)

Antoine Griezmann (Macon, Borgoña, 1991) se divierte con el fútbol. Se le nota cuando salta al campo con una enorme sonrisa que combina con distintos cortes de pelo a lo largo del año. Ayer ante el Valladolid marcó su primer doblete del curso (suma ya tres goles que le convierten en el máximo realizador de la Real Sociedad), y aunque no bastaron para derrotar al conjunto de Djukic (2-2), sí le sirvieron para olvidarse de otras cosas. Esas que rodean al fútbol, y que no le gustan demasiado. A pesar de ser un jugador asentado en el primer equipo, del que lleva formando parte desde 2009, es además una de las promesas más reconocidas del fútbol francés. Sin embargo, a sus 21 años sigue observando el universo futbolístico como un chico de su edad. Por eso se le escapan de vez en cuando declaraciones que terminan volviéndose en su contra o salidas nocturnas que le pasan factura.

Durante la temporada pasada la afición donostiarra le reprochó su intención de abandonar el club en el mercado de verano. “He tomado mi decisión, quiero ir al Atlético, que disputa regularmente copas europeas”. Aquel deseo no se consumó y la hinchada cargó contra el francés durante varios partidos. “Quiero que me dejen en paz”, soltó el jugador, abrumado por el revuelo que se organizaba cada vez que abría la boca. Así, harto de la presión mediática decidió imponerse una ley del silencio que le apartase de cualquier polvorín. Pretendía trasladar todo su discurso al centro del campo, aunque tras madurar esta última decisión, se le escapaba de vez en cuando alguna que otra perla. “El derbi no me quita el sueño. Vamos a ganar 3-0, con tres goles míos”, dijo días antes de medirse al Athletic. El mensaje buscaba la reconciliación directa con la grada de Anoeta, algo que finalmente consiguió tras marcar uno de los tantos de la victoria (2-0).

Quiero que me dejen en paz”, declaró abrumado tras unas declaraciones

Aun así, los problemas de entendimiento entre jugador y club no se limitan a la Liga. Griezmann tiene ahora a Francia revolucionada con su última gamberrada. Durante una concentración con la selección sub-21 en Normandia, el futbolista se escapó a una conocida discoteca de París la víspera del partido ante Noruega en el que los bleus se jugaban su presencia en el próximo Europeo, objetivo que finalmente no consiguieron. Por ello tendrá que declarar el próximo día 8 de noviembre ante la federación gala y se barrunta una dura sanción por lo ocurrido. “Lo de Griezmann me parece fatal”, declaró Jokin Aperribay, presidente de la Real, acerca de la escapada, y no descartó una posible sanción añadida por parte del club.

Mientras tanto el joven delantero trata de sacudirse los últimos vaivenes en el campo, donde cuenta con la confianza de su compatriota Philippe Montanier. Es la válvula de escape de un rebelde, con causa pendiente, y con talento.

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Sobre la firma

GORKA PÉREZ
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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