El gol como única salida

Jorge Higuaín estaba decidido a llevarse a su hijo a otro club, preferentemente al Juventus, cuando se reunió con José Ángel Sánchez y José Mourinho a finales de mayo. El padre del goleador entró a las oficinas del Bernabéu con paso firme, resuelto a presentar batalla para cambiar la situación del Pipita, que acabó la temporada 2011-2012 claramente convertido en el nueve de recambio. Siempre por detrás de Benzema a la hora de disputar los grandes partidos del año.

Al patriarca Higuaín el ímpetu le duró lo que tardó Mourinho en tomar posición. Según uno de los presentes, el mánager se manifestó con firmeza: “Yo a Gonzalo no lo voy a vender porque un delantero de sus características me costaría muy caro en el mercado. Si quiere marcharse tendrá que tomar él la iniciativa y decirle a la afición que se quiere marchar”.

El jugador, de 24 años, no quería pasar otra temporada postergado y le había encargado a su padre que le buscara una salida. Pero al oír el tono amenazante del mánager, Jorge Higuaín tuvo la impresión de creer que no le quedaban más alternativas que negociar un repliegue ordenado. Enfrentarse a la afición y al club para forzar una salida se le antojó quimérico. Principalmente, porque la cláusula de rescisión del contrato entre el jugador y el Madrid, con plazo hasta 2016, supera los 100 millones de euros.

Mourinho no le ofreció más dinero pero le deslizó la promesa de más minutos de competición

Mientras que Benzema pertenece a la aristocracia de la plantilla, Higuaín ocupa el escalón salarial de la clase media-alta, donde el salario básico es de cuatro millones de euros netos. En el Juventus, en el PSG o en la Liga inglesa, un nueve de sus condiciones gana el doble. Sabedor de esta circunstancia, Mourinho no le ofreció más dinero pero le deslizó la promesa de más minutos de competición. En la temporada 2011-2012, Higuaín no fue titular en la Supercopa y en Liga no formó parte del once inicial hasta la quinta jornada. Esta temporada el proceso fue inverso. Fue titular en la Supercopa y le alinearon las dos primeras jornadas de Liga.

Pero a Higuaín le faltó puntería en la vuelta de la Supercopa y un sector le criticó con severidad por no concretar las cuatro ocasiones claras de que dispuso. No contemplaron que para generarse cuatro ocasiones nítidas frente al Barça es preciso dominar el arte del desmarque a la perfección. Tampoco contabilizaron su gol. El tanto del argentino fue imprescindible para levantar el trofeo.

El día del 3-2 ante el Manchester City marcó un punto de inflexión. Al acabar el partido, excitado por el triunfo en el último minuto, Mourinho incurrió en un lapsus linguae. “Si hubiéramos perdido, la prensa habría dicho que Higuaín no tiene historial en la Champions y que debí jugar desde el inicio con Benzema...”, dijo el mánager. Fue el último partido de Higuaín como titular en Champions. En Dortmund y en Ámsterdam jugó Benzema. En la Liga su situación también cambió: Benzema le adelantó en el Camp Nou.

Cuando se vio relegado al banquillo en Vallecas, Higuaín se sintió despreciado otra vez. En la Liga, la competición que mide la regularidad y los méritos, su marca goleadora no admite réplica. Cristiano solo lo supera porque patea los penaltis. Lleva seis goles, uno cada 95 minutos. Benzema suma uno en 358. Higuaín se reivindicó en Mallorca con dos goles. Sabe que, a falta de padrinos, no le queda más salida que apretar los dientes y fulminar porteros.