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Tan justo como complicado

El Sevilla purga sus errores en la defensa y remonta con calidad ante un gris Mallorca

Rafael Pineda
Giovani Dos Santos trata de esquivar la entrada de Maduro
Giovani Dos Santos trata de esquivar la entrada de MaduroGARCÍA CORDERO

Fue mejor el Sevilla. Se hartó de fallar ocasiones, de empujar, de fabricar llegadas, pero se encontró con el Mallorca, un equipo experto en el arte de lo sencillo. Sin defenderse bien ni atacar con soltura, los de Joaquín Caparrós sobrevivieron sin saber muy bien por qué, levantándose después de las numerosas oportunidades que fallaron, una tras otra, Negredo y Navas, que se estrellaron ante un fenomenal Aouate. Sacaba mucho el Mallorca, exponiendo poco, hasta que el fútbol quiso ser justo con el Sevilla. La volea de Cicinho le abrió las puertas del cielo para forjar un triunfo que siempre buscó, afeado, eso sí, por algunos errores imperdonables en la defensa. Pesó más la valentía y el atrevimiento, el fútbol de seda de Rakitic y el gol de Negredo, así como la incombustible vitalidad de Navas. Si tuviera gol...

SEVILLA, 3 - MALLORCA, 2

Sevilla: Palop; Cicinho, Fazio, Spahic, Fernando Navarro; Maduro (Kondogbia, m. 78), Campaña (Perotti, m. 56), Rakitic; Navas, Negredo y Manu del Moral (Hervás, m. 80). No utilizados: Diego López; Cala, Luna y Babá.

Mallorca: Aouate; Ximo, Geromel, Anderson, Bigas; Pina (Alfaro, m. 77), Fontás (Martí, m. 83); Giovani (Arizmendi, m. 60), Víctor, Pereira; y Hemed. No utilizados: Miño; Company, Kevin y Marc.

Goles: 0-1. M. 26. Bigas. 1-1. M. 29. Negredo. 1-2. M. 30. Hemed. 2-2. M. 55. Negredo. 3-2. M. 74. Cicinho.

Árbitro: Estrada Fernández. Amonestó a Pina y Ximo.

Unos 25.000 espectadores en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán.

Lo hizo casi todo bien el Sevilla ante un Mallorca desconocido, algo tontorrón, sin esa pizca de garra e intensidad tan del estilo de Caparrós. Dentro de ese casi con el que el conjunto andaluz emborronó su buena actuación relucieron una serie de errores defensivos impropios de la élite. El Sevilla gozó con las carreras de Navas y el fútbol clarividente de Rakitic en un inicio fulgurante, pero se encontró con un bofetón tan inesperado como rotundo. Un balón larguísimo del debutante Giovani lo metió en la red el lateral Bigas ante la inexplicable ausencia de los centrales y la extraña salida de Palop. Cicinho tampoco se enteró. El defensa balear no necesitó ni rematar, pues su control entró directamente en la portería, manso como un corderito.

Se repuso el Sevilla con el golazo de Negredo, pero en otro balón en largo Hemed le hizo un lío a Spahic previo fallo de Fazio en la anticipación. Buen delantero el israelí, resignado a ser un islote solitario durante muchos minutos, pero siempre atento cuando se le necesita. El Sevilla jugaba y jugaba, pero ganaba el Mallorca, casi sin quererlo, encajando una llegada tras otra del equipo de Míchel, de oro en la construcción, horrible en la defensa. No podía sobrevivir el conjunto isleño a tanto tiroteo a pesar de su encomiable oficio.

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