Gladyr y Gist, reyes de los triples y los mates

Tras el chupinazo inaugural de la competición, los tiradores fueron los primeros en ocupar la pista. La media pista en esta ocasión, como metáfora de la crisis que todo lo recorta. Bombarderos de precisión, acreditados lanzadores de pulso firme y puntería excelsa, con la diana a 6,75 metros de distancia. Ocho candidatos, cinco carros con cinco balones cada uno -cuatro naranjas que valían un punto y uno tricolor con valor doble- y 60 segundos de tiempo para sumar las máximas canastas posibles. En la lista, English, del Estudiantes; Corbacho, del Blusens; Toppert, del CAI; Vasileiadis, del Gescrap Bilbao; Salgado, del Lagun Aro; Rudy Fernández, del Madrid; Rafa Martínez, del Valencia y Gladyr, del Fuenlabrada, el ganador final. 

Solo el escolta ucraniano del Fuenlabrada, Rafa Martínez y Chad Toppert superaron la primera ronda, en la que cayó Rudy a pesar de 'jugar en casa'. Y en la final, con 18 puntos de los 30 posibles, Gladyr se impuso a sus rivales. Tenía experiencia. Fue subcampeón en su primera participación, en 2009, recién aterrizado en España y en 2010 fue más allá, y se alzó con el título tras eliminar en la final a Jimmy Baron. El nuevo jugador del Fuenlabrada anotó el año pasado en Manresa 51 de los 142 triples que lanzó, con el 36% de acierto. En esta ocasión su buena mano le valió llevarse el cheque de 4.000 euros brutos como premio.

Acto seguido, el show subió de nivel con el concurso de mates. A una hora poco taurina e inédita en este tipo de concursos, los matadores hicieron el paseíllo con el gesto pícaro del que prepara una sorpresa. Mientras calentaban en espera de que llegara su momento, los cinco protagonistas maquinaban brincos y trazaban arabescos y florituras imaginarias. El espectáculo estaba asegurado con la vuelta del torneo de mates y triples, dos años después de su última edición en Vitoria, en septiembre de 2010.

Rudy, a pesar de 'jugar en casa', no pasó de la primera ronda del concurso de triples

Sobre la pista, una fábrica de muelles, una extraña mezcla de potencia e imaginación, una coreografía fugaz con el aro como destino paciente. Tres rondas, tres intentos para cada participante y un premio de 7.000 euros brutos al mejor vuelo, atendiendo a los criterios de dificultad, originalidad, espectacularidad y ejecución. Tomas Satoransky, del Cajasol, que se convirtió en 2010 en el primer base en ganar el Concurso de Mates en la historia de la competición y aspiraba a unirse a los históricos David Russell, Chandler Thompson y Mickael Gélabale como los únicos capaces de repetir el título, era el veterano. 

Junto a Satoransky, cuatro debutantes: Marcus Slaughter del Real Madrid con la escarapela de su trofeo como Jugador más espectacular de la competición en la temporada 2010-11, James Gist de Unicaja; Alhaji Mohammed, del Blancos de Rueda; Valladolid, y Charles García del Mad-Croc Fuenlabrada. 

Y, tras un buen rato de bailes, mates a una y dos manos, de frente y de espaldas, con balones llovidos desde el cielo o salidos desde la grada, con compañeros ejerciendo de subalternos, con mayor o menor parafernalia y con un jurado desenfadado en las formas y estricto en la nota, James Gist se cameló a la concurrencia con un vuelo sin motor que le valió una puntuación de 48 puntos que no encontró competencia. Calificando las acrobacias estaban Juan Carlos Navarro, Andrés Nocioni, Berni Rodríguez y Joe Arlauckas, junto al periodista Paco Torres, Director de la revista Gigantes del Basket. Gist convenció a todos. El ala pívot estadounidense es un trotamundos del baloncesto europeo con recorrido en Italia, Rusia, Serbia y Turquía y llega a Unicaja para formar una pareja interior de quilates junto a Fran Vázquez, que no dejó de animarle durante el concurso.