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El Atlético reserva a sus figuras ante el Hapoel

Falcao, Arda, Godín, Filipe, Gabi y Tiago no estarán en Israel. El Athletic espera a Llorente y el Levante está donde nunca soñó

Bielsa y Llorente, durante el entrenamiento de ayer
Bielsa y Llorente, durante el entrenamiento de ayerMiguel Toña (EFE)

Diego Pablo Simeone sabe que una liguilla es una carrera de relevos. Si llega el caso, la última posta la correrán los elegidos, los responsables del asunto. Mientras tanto, el flamante campeón de la Liga Europa y de la Supercopa europea, el Atlético, sabe que tiene recorrido por delante, pero también una deuda pendiente con la Liga española, frente al bipartidismo del Madrid y el Barcelona, y que, por primera vez en muchos años, tiene la oportunidad de soñar, de creer en sí mismo.

Quizás por eso Simeone ha dejado en Madrid a la columna vertebral de su equipo para la cita con el Hapoel de Tel Aviv. Falcao, Arda Turán, Godín, Filipe Luis, Gabi y Tiago no estarán en Israel, a la espera de acontecimientos, tal vez para empresas mayores porque entre la Liga y una liguilla hay una sensible diferencia.

El Atlético se ha mostrado intratable en las distancias cortas, en los enfrentamientos suicidas, a cara de perro, pero flaquea, hasta ahora, en las distancias largas. Y seguramente Simeone ha preferido congeniar los esfuerzos y las exigencias con una plantilla de su agrado, de forma que no sufra cada uno más de lo necesario. El resultado dictará sentencia, como siempre en el fútbol, pero, de momento, el argentino ha comenzado su periodo de transiciones para dosificar una plantilla amplia, pero con graduaciones muy diferenciadas.

El Hapoel no es un rival temible. No es su adversario. Pero, a corto plazo, nada es descartable. Simeone ha ido por lo claro, sin recovecos. “Me gusta el conjunto israelí. Tiene muy buena dinámica y juega bien el balón. Es temible cuando tiene la pelota en su poder. Pero no venimos a dar espectáculo. Venimos a ganar”, manifestó en la conferencia de prensa.

“Todo el mundo sabe que no me gusta regalar nada y queremos ser competitivos en todos los torneos que juguemos”, comentó el preparador sudamericano, que alabó a su plantilla en la víspera del encuentro: “Yo pienso que Cata Díaz es un jugador de primer nivel, Emre es capitán de Turquía, Raúl García hizo 12 goles en Osasuna y Diego Costa 11 en el Rayo...”.

Para El Cholo, el partido puede resultar muy útil para el grupo que se ha desplazado a Israel. “Cuando un equipo quiere crecer, necesita comprender su crecimiento a base de los hechos y estos son partidos y minutos”, resaltó el argentino, que quiere mantener la mentalidad que les dio la victoria sobre el Chelsea en la Supercopa. Por último, Simeone repitió la línea a seguir, la que le ha llevado al éxito y que es la base de su trabajo: “No pienso más que en ir partido a partido en todas las competiciones”.

El Atlético ha mandado un mensaje de confianza al prescindir de sus titulares más sublimes, pero necesita ratificarlo con un resultado apetecible. Su equipo, no obstante, con Cebolla Rodríguez, Diego Costa (el mejor ante el Rayo Vallecano, su ex equipo), Raúl García, Miranda, Silvio y compañía, no es un brindis al sol, sino el examen a una plantilla que quiere mirarse en la Liga con las gafas de los más grandes.

El Hapoel no tiene nada destacable. A priori, no es temible, más allá de la ilusión que le supone disputar una competición europea. Y la ilusión, a veces, suple la falta de talento. Conviene medir y no despistarse.

En el Athletic, finalista de la competición la pasada temporada, un título que perdió precisamente ante el Atlético en Bucarest, la historia tiene un nombre propio. Y no es del otro Hapoel, su rival, el Kyriat Shmona, un club con 12 años de vida y cuyo jugador protagonista es un macedonio de nombre Tasevski. El nombre propio del partido es Fernando Llorente, al que San Mamés espera tras su debut liguero en Barcelona ante el Espanyol con un gol redentor. Marcelo Bielsa manda un mensaje para el futuro inmediato: “Empezamos a construir lo que el año pasado costó tanto consolidar”, es decir, llegar a la final de la competición.

Por último, el Levante es el equipo feliz. Nunca soñó estar donde está, enfrentándose hoy al Helsingborg, un clásico sueco en este torneo, pero con una raigambre futbolística poco asentada en el fútbol europeo. Un equipo más frecuente que preocupante, salvo por su fortaleza física. Los granota comienzan su etapa internacional de felicidad con la esperanza de que dure y dure.

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