“Se nos caía el corazón de la alegría”
Cinco años después de ser campeones de Europa, la mejor generación española de voleibol, capitaneada por Rafa Pascual, vive entre el éxodo y el anonimato
“Recuerdo al seleccionador Andrea Anastasi tirando hacia afuera el forro de sus bolsillos gritando ¡No me robéis más! También mi gesto de rabia enfrente de los árbitros haciendo que me bajaba los pantalones. Puff, ¿Cinco años han pasado? Es el mejor momento de mi carrera y aún hoy me parece extraño”. El 16 de septiembre de 2007, hoy hace un lustro, la selección española de voleibol conseguía su primer título continental, el mayor logro de su historia. Una hazaña que no ha vuelto a repetir. En Moscú, el equipo capitaneado por Rafa Pascual conseguía ganar el Campeonato de Europa. Venció a la todapoderosa Rusia, frente a 15.000 gargantas rivales y pese al desafortunado arbitraje.
“Esta no se nos escapa, esta no se nos escapa”, le repetía antes del encuentro el mejor bloqueador del mundo de 2007, José Luis Moltó, - que casi termina el partido sin pantalones-, a Miguel Ángel, uno de los hermanos Falasca. El otro, Guillermo, cuenta por teléfono que el día de Moscú " fue el más feliz de mi carrera deportiva, la final de nuestra vida”. Moltó habla desde San Sebastián. Compagina su trabajo de fisioterapeuta en Irún con el club Bera Bera de voleibol, donde es a la vez entrenador y jugador. El año pasado decidió retirarse de la élite profesional. “Ahora salvo en dos o tres clubes es imposible vivir de esto, se cobra menos de 20.000 euros”, aclara. Guillermo Falasca habla desde Madrid, donde vuela los fines de semana para estar junto a su familia. De octubre a abril está en Narbonne para jugar en la Liga francesa. Su hermano lo hace en Rusia. “El campeonato español está en la UVI y no tiene pinta de recuperarse”, remacha con crudeza Guillermo.
El éxodo ha sido el camino de la mejor generación de voleibol español. Algunos siguen jugando y otros lo intentan, como el líbero José Luis Lobato que, después de pasar por varios clubes nacionales e internacionales como el Dínamo de Bucarest, trabaja en Palma en una empresa de alquiler de coches. “Recuerdo el triunfo de Moscú como si fuese ayer. Además, al estar inactivo, me vienen más cosas a la mente, se nos caía el corazón de la alegría”, relata. También cuenta entre risas la desesperación de Israel Rodríguez después de la final cuando vio que le habían colgado una medalla de plata en vez de la de oro y perseguía a los organizadores por todo el pabellón.
El campeonato español está en la UVI y no tiene pinta de recuperarse Guillermo Falasca
Pese a la crisis actual, Lobato no tira la toalla y espera volver a competir. El que ha vuelto a España para hacerlo es otro de los héroes de aquella noche, Julián García Torres. Le viene a la memoria la charla de Andrea Anastasi antes de la final comparándoles con toreros. También las únicas dos horas diarias que dormía el preparador físico Rafa Puerto para darle vueltas y vueltas a las estadísticas de los rivales. Torres fue padre en enero y decidió dejar la Liga francesa para seguir jugando en Andalucía, en el Unicaja Almería. A España también volvió Kike de la Fuente, con 37 años, tras pasar por la Liga francesa, italiana y turca. Regresó aunque ha decidido plantarse. “En principio ya no voy a jugar, no en Vigo con un equipo flojito de juveniles, sería sufrir demasiado”, cuenta.
Capitaneaba el equipo del éxito el mejor jugador español de voleibol, Rafa Pascual. Tras recibir la llamada de Anastasi, Pascual se reencontró con la selección. Y, salvo al final, estuvo muchos partidos sentado en el banquillo durante el campeonato. “Fue maravilloso de principio a fin. Volvía después de un año alejado, me incorporé al equipo y no como protagonista, no recuerdo haber estado tanto tiempo en el banquillo..”. Pascual, que es actualmente embajador de Madrid 2020 para impulsar la candidatura olímpica, destaca que dentro y fuera del campo, incluso aquellos que no jugaron ni un minuto, “lo dieron todo para que el equipo consiguiese levantar la Copa”.
De aquel sexteto titular que triunfó en Moscú no queda ninguno en la selección actual, los resultados después no acompañaron y la magia del voleibol se desinfló y, aunque la crisis golpea sin piedad a los deportes minoritarios, Pascual mira hacia adelante. Concretamente a los juveniles, “que vienen empujando muy fuerte”. Una nueva generación que tiene el reto de superar la conquista que hace cinco años protagonizaron un grupo de amigos en Moscú.
Rusia, 2 - España, 3
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