El fisonomista y la ratilla

“Quería ver cómo estaban los demás”, resumió Alberto Contador sobre el “incidente” de La Cobertoria. “Quería ver las caras de mis rivales, sobre todo sabiendo que Menchov y Moreno se habían descolgado”. La versión oficial. Lo obvio. Para eso se dejó ir, según dijo, hasta la cola del pelotón. Para ver caras. Y ahí se quedó un buen rato, viendo el dorsal de Purito Rodríguez, el 101 (anda que no lleva unos el catalán…), como los dálmatas, dando por bueno el análisis de fisonomías. Queda la duda de si en otro tiempo, en otras circunstancias, Contador hubiera atacado de largo al líder, como solía hacer en el Tour, como hizo Andy Schleck, como hacen los que saben que sus posibilidades se agotan. Decidió que no. Y, sin embargo, dijo que hoy sí se sentía bien. “Hoy tenía mejores piernas, pero no ha podido ser. Hemos tratado de endurecer la carrera, pero al final no se ha sacado beneficio. Pero aún queda la Bola del Mundo (la etapa del sábado con cinco puertos, el último de categoría especial en la meta). Aunque estoy feliz por dar color y emoción a la carrera y por el apoyo del público que está siendo excepcional”.

Purito Rodríguez también restó importancia al misterio de La Cobertoria: “Hacia mucho viento de cara y es una carretera ancha donde no te provoca problemas para responder a un ataque. Así que preferí esconderme en el pelotón como una ratilla. Pero bueno, entiéndaseme bien, tampoco iba silbando porque el ritmo que puso el Euskaltel era pata negra. Me di cuenta de que el grupo se iba desgastando y se cortaron algunos corredores. Ese fue un momento delicado, pero superable”.

“En el Cuitu Negru no he sacado beneficio, pero queda la Bola del Mundo”, avisa Contador

Lo único que le preocupaba a Joaquín Rodríguez era salir del Cuitu Negru con el maillot rojo “porque ya dije que quien lo hiciera tenía mucho ganado en la Vuelta. Y lo he conseguido. Pero aún queda la Bola del Mundo y el viento en la etapa de Valladolid”, afirmó.

El crucigrama de La Cobertoria lo resolvieron ambos de la misma manera, aunque discrepan en lo que los dos necesitan durante la última semana. “A ver si llega algún día de lluvia. Eso es algo que a mí me gusta y me anima”, decía Alberto Contador. Purito Rodríguez, por el contrario, está encantado con el calor que acompaña a la Vuelta durante todas las etapas.

Entre debates meteorológicos y análisis fisonomistas en La Cobertoria, en el Cuitu Negru, donde no hubo ni espacio para instalar el podio (que se llevó tres kilómetros más abajo, en Brañillin, en la estación invernal), Cataldo, el ganador de la etapa, el dolorido, hacía la simbiosis entre el nuevo y el viejo ciclismo. Su máximo triunfo era el campeonato italiano contrarreloj. Ahora, su palmarés añade la etapa reina de la Vuelta 2012. El triunfo de la alquimia. La democracia transversal.