Song debuta, Cesc se busca
El camerunés demostró que puede hacer de Busquets y el catalán ha sido titular siempre en Liga
En el Camp Nou, antes del partido, las chicas del fútbol ofrecieron a la afición su último trofeo y Andrés Iniesta recibió simbólicamente de las manitas de su hija, Valeria, el premio que le señala como el mejor jugador de Europa. Sentado en el banquillo, vio debutar a Song, titular en el Camp Nou, y a Cesc buscar su sitio en el equipo tras ser suplente en el Bernabéu. Los hijos del africano, esos que, según confesó, jugaban a ser Messi en su jardín de Londres, le vieron al fin de azul y grana junto a su ídolo.
En ausencia de Puyol, de baja por problemas en las vértebras cervicales, al camerunés le arroparon Mascherano y Piqué a su espalda. Entre ellos se metió para convertir con frecuencia, especialmente en el primer tiempo, en un 3-4-3 el dibujo del Barcelona. Leyó bien una función que no es fácil, pero demostró que puede hacer de Busquets aunque no sea Busi. Coincidieron al final sobre el campo, con el de Badía de interior. No se complicó la vida Song, dividió bien en el inicio de la jugada y se arriesgó en el pase solo cuando enfiló el área rival. En la defensa robó y metió músculo al centro del campo. No es que fuera una exhibición, pero superó con nota un día especial.
Tito Vilanova, sancionado, vio desde el palco el debut de Song y, al tiempo, cómo Cesc buscaba su sitio. Lo encontró el de Arenys, al que con frecuencia se acusa de ser un suplente demasiado inquieto. El excapitán del Arsenal lleva muy mal lo de no jugar. Así que debería estar contento porque ha sido titular en todos los partidos de la Liga. Claro que en todos fue sustituido.
También anteayer. Contra el Valencia volvió a hacer eso que tanto le gusta a Vilanova: alargar el carril del interior hasta el área. Dice el técnico estar convencido de que está mejor que el año pasado, cuando en el inicio liguero se hizo costumbre que celebrara goles, hasta cuatro en las primeras cuatro jornadas y otro en la Supercopa de Europa ganada al Oporto. Resulta que el ojo del aficionado se acostumbró a ello y ahora le sabe a poco que juegue bien si no tiene puntería. Ayer, cierto es, tuvo dos claras ocasiones y las falló. Terminó sustituido. El público le ovacionó.
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