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Purito asalta Montjuïc

El líder deja atrás a sus rivales directos en la etapa de Barcelona, que gana el belga Gilbert

Purito celebra su etapa, donde ha reafirmado el liderato.
Purito celebra su etapa, donde ha reafirmado el liderato.José Manuel Vidal (EFE)

Había trampa. Se antojaba un salón de estar, largo, eso sí, muy largo (casi 200 kilómetros hacia abajo), previo a un traslado aéreo, siempre incómodo y que suele motivar las ganas de acabar y sentarse en la estrecha butaca del avión en pos del adorado hotel. Todo era así, menos temperatura, viento (de cara, pero viento a fin de cuentas) después de la angustiosa batalla de La Gallina. Tiempo de relax en la cheslón de la bicicleta. Pero no. Había trampa. No era el final de etapa del Tour en 2009 que convirtió Montjuïc en un trámite para el sprint que se adjudicó Hushovd dejando atrás a Freire y a Rojas.

La trampa era que esta vez se ascendía Montjuïc por la cuesta que le ha hecho famoso, con su histórica subida o sus pasos por la Volta a Catalunya. La trampa era de un kilómetro durísimo, con rampas temibles, poquito antes de la meta. Un kilómetro que tenía dos misiones: eliminar esprínters clásicos, de esos grandotes, corpulentos, con piernas de acero, es decir, en una palabra, Degenkolb; y por otra, someter a una nueva prueba a los jefes de la carrera por si alguno en su osadía, atrevimiento, valentía o soberbia, se afanaba en un ataque de esos psicológicos más que cronométricos.

Si se superaba la trampa, aun el sprint picaba en subida, aunque esa es una asignatura que elige entre un tipo de velocista u otro. Dicho y hecho. La cuadrilla del mus, cada vez que la carretera se empina, arriesga sus cartas. Y Contador dio cartas con un ataque fuerte y corto, que anunciaba que la lucha por los segundos es tan poderosa como la lucha por la etapa. Contador, fuerte y pelón, rompió la baraja anunciando que en esta Vuelta no hay lugar para el descanso, no hay tregua, no hay silencio. Devuelto al grupo, cuando la subida se empinó del todo, el valiente fue el ex campeón del mundo Ballan, que se fue como un rayo, pero un rayo que cesó en cuanto Gilbert, un tipo muy adecuado para este tipo de etapas, arreó la bicicleta en cuanto Ballan le hizo el trabajo. Pero Purito es indomable también, animado por su maillot rojo, por su Catalunya natal y por conocimiento de causa, del terreno, de las circunstancias de una subida que engañó a muchos ciclistas, sorprendidos por la rutina.

Purito ataca cuando puede porque sabe que en la crono de Pontevedra tiene las de perder respecto a los otros tres colegas de partida

Gilbert y Purito Rodríguez se fueron a por la cumbre a sabiendas de que unos pocos segundos les permitía jugarse la victoria. Purito se sabía derrotado de antemano ante Gilbert, que le marcó el descenso y se llevó como premio el triunfo en Barcelona. Joaquim se llevó una decena de segundos que le supieron a gloria. Contador y Valverde llegaron en el siguiente grupo. Froome dio más muestras de flaqueza o tal vez borró la etapa de sus cometidos principales, en espera de la ruta del cantábrico y de la contrarreloj de Pontevedra.

Había trampa, pero fue un engaño bello, otro homenaje a la improvisación, al desafío personal, a la conquista de los segundos en la que Purito se mueve como un águila en el aire. Su situación es magnífica. Sabe que en Pontevedra tiene las de perder respecto a los otros tres colegas de partida. Y además se trata de un mus solitario. Aquí no hay compañeros. Cada cual juega sus cartas.

Las fuerzas de Purito parecen intactas, implacable sobre la bicicleta y usurero en la conquista de distancias. Ya acumula una ventaja de poco más de un minuto sobre Contador, y casi un minuto sobre Froome. Quizás la pierda en la crono, pero le queda otra semana tremenda entre Asturias y Cantabria. Hoy por hoy es el más fuerte y esa factura es impagable. Hasta la fecha, Purito no solo ha resistido las jugadas de sus rivales; se ha permitido atacarles a todos ellos con cuchilladas rotundas y certeras. La partida es de momento suya, pero apenas acaba de empezar. En Montjuïc volvió a enseñarles el dorsal y seguramente este lunes descansará a pierna suelta en su hotel en Galicia. Incluso en el avión. Hasta en el autobús. La victoria nunca cansa.

1ª etapa: Castroviejo, oreja y rabo

2ª etapa: El chupinazo alemán

3ª etapa: El contador se pone en marcha

4ª etapa: Un abanico tormentoso

5ª etapa: El indomable Degenkolb

6ª etapa: Froome le tira el guante a Contador

7ª etapa: Degenkolb, coleccionista de víctimas

8ª etapa: Supersónico Valverde

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