Guerra fría entre Kaká y Mourinho
La estrategia del brasileño ha sido poner buena cara mientras libra su particular pulso con el entrenador del Madrid por encontrar sitio en el club o fuera
Cuando Kaká muestra los dientes lo hace con una cándida sonrisa juvenil que uno de sus compañeros ha bautizado como “la sonrisa Profident”. Puesto que el brasileño es cristiano escrupuloso, no se permite blasfemar ni insultar. Pone la otra mejilla. Emplea su sonrisa. Lo mismo para manifestar su alegría que para litigar. Desde hace meses, al entrenador del Madrid, José Mourinho, esa sonrisa le está causando problemas. Kaká sonreía cuando le dejaba en el banquillo después de una buena racha, cuando no le convocaba, cuando le concedía minutos de partidos en los que no había nada que ganar y mucho que perder, como ante el Bayern, o cuando le sustituía señalándole como al responsable del mal juego. “Es muy mala persona”, dice a sus colegas Kaká. Está convencido desde enero de que Mourinho le maltrata para obligarle a dejar el Madrid. También le dice a sus amigos que, de haber gozado de continuidad, habría vuelto a ser uno de los mejores futbolistas del mundo. Cuando le sustituyó en mitad del partido en Granada, con la Liga ya ganada, Kaká manejaba ofertas del PSG. Pero el club francés dejó de interesarse. El jugador piensa que le habrían fichado de no ser porque en Granada su entrenador tomó la clase de decisiones que se toman con los futbolistas acabados. “Mourinho lo trató como a un inútil”, opina un jugador del Madrid.
Mourinho creyó que su presión acabaría por socavar la moral del jugador, que, aturdido, le pediría una salida. Pero Kaká, por recomendación de sus asesores, se hizo el distraído. Sonreía. En el primer entrenamiento tras regresar de Granada, lo primero que hizo fue dirigirse al cuerpo técnico y sonreírle con un “¡buenos días!”. Durante la celebración del campeonato, en el autobús descapotable, abrazó a Mourinho durante varios segundos, sonriente. Días antes se había puesto en contacto con el administrador delegado del Milan, Adriano Galliani, para ofrecerse al club lombardo. Galliani le dijo que había que esperar a que Mourinho manifestara su voluntad de echarle. Había que conseguir que Mourinho entrara en la trampa para abaratar la operación.
“Solo quiere que vaya al tercer mundo futbolístico”, dice el jugador del técnico del Madrid
Al volver de las vacaciones, Kaká notó que el técnico lo fiscalizaba en cada entrenamiento. Un día, impaciente, lo encaró: “¿Qué piensas hacer con tu futuro?”. Kaká le respondió que se encontraba muy bien en el Madrid. Al día siguiente lo convocaron a una reunión en el Bernabéu con el director general corporativo, José Ángel Sánchez. Cuenta Kaká que Mourinho estaba tan exasperado que ni siquiera se quitó el chándal. Acompañado por su padre, Bosco Leite, el jugador escuchó al técnico. Según uno de los asistentes, el intercambio fue más o menos como sigue:
—¿No te das cuenta de que no cuento contigo?, le dijo Mourinho.
—¡No! Kaká y su padre se miraron fingiendo perplejidad.
—¿Es que no piensas hacer nada por relanzar tu carrera?
—Si quieres que mi hijo se vaya, págale lo que le debes, reclamó Bosco Leite.
—Si su hijo se queda bloquea mi proyecto, le dijo Mourinho.
—Su proyecto… y el proyecto de Jorge Mendes [el agente de Mourinho y cinco jugadores de la plantilla], apuntó el señor Leite.
La conversación se calentó hasta producir acusaciones graves. Kaká permaneció en silencio. Mourinho le ofreció dos salidas: una cedido a un equipo de Brasil que asumiría la mitad de su ficha de nueve millones de euros netos. La otra, cedido a un equipo de Estados Unidos.
Tras la entrevista, Kaká llamó a Galliani. “¿Qué pasa?”, le dijo el administrador milanista, soltando una carcajada, “¿ya habló el portugués?”. Al día siguiente, Kaká le pidió a Mourinho que le dejara ir cedido al Milan, que se comprometía a pagarle la mitad de la ficha. El técnico, según el jugador, le respondió que no. “Solo quiere que vaya al tercer mundo futbolístico”, lamentó Kaká.
Al presidente madridista, Florentino Pérez, no le ha gustado el modo en que Mourinho ha tratado al jugador porque cree que solo ha conseguido devaluar un activo importante del club. Kaká dice que el dinero no le importa, pero que ya ha sufrido bastantes humillaciones como para tener que aceptar irse a un equipo cualquiera rebajándose el sueldo.
Además, reflexiona, no le gusta la idea de dejar el Madrid sin haber podido demostrar su verdadera categoría. Si lo hace, será para jugar en el Milan. Sin perdonar ni un céntimo.
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