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“El agua, solo para la ducha”

El exwaterpolista, plata, recuerda la unión del talento catalán y la chulería madrileña

Antonio Nieto
Jordi Sans, en un partido
Jordi Sans, en un partidoEFE

En sus terceros Juegos, Jordi Sans (Barcelona, 1965) se colgó la que él define como “la plata más llorada de la historia” y la primera para la selección nacional de waterpolo. Fue tras perder una “dramática” final ante Italia (8-9) que, con tres prórrogas agónicas, se convirtió en el partido de waterpolo más largo en unos Juegos. “En el túnel de vestuarios me sentí como un auténtico gladiador antes de salir a la arena del Coliseo”. En las gradas 14.000 personas vibrando con “el partido más increíble de la historia del waterpolo” y en el agua, 14 jugadores esperando la decisión del César, que parecía no llegar.

Pregunta. ¿Cuánto tardó en superar la derrota?

Respuesta. Unos 20 días. Cada día y cada noche pasaba el partido por mi cabeza.

Para evitar el vacío tras la retirada hay que prepararse antes

P. ¿El éxito en otros deportes supuso más presión?

R. Aceptamos el reto. Nos colgaron un cartel injusto de favoritos y las medallas no las regalan.

P. ¿La fecha de la final?

R. El 9 de agosto. Me acuerdo porque era el día de la clausura y no asistí a la ceremonia. Hundido, fui directamente a casa a llorar y a pasar lo que tuviera que purgar.

P. ¿Recuerda alguna anécdota de la concentración?

R. Fue durísima, de régimen militar, pero cuanto más sufres más unido está el equipo.

P. Se retiró en 2003. ¿Juega alguna vez al waterpolo?

R. El agua solo para la ducha, porque limpio, eso sí, limpio soy.

P. ¿La última vez?

R. Hace tres años, dos partidos con los veteranos. Pero todavía tengo ese mono de ganar, ganar y ganar. Mejor dejarlo para la gente que se quiere divertir.

P. ¿Sigue en contacto con sus compañeros?

El día de la final no asistí a la ceremonia de clausura. Hundido, fui directamente a casa a llorar

R. Sí, pero no tanto como quisiéramos. Ahora mejor con las redes sociales.

P. Eran ustedes dos bloques de jugadores distintos...

R. Los catalanes aportábamos talento y los madrileños, además, ese plus de chulería que nos faltaba a nosotros.

P. ¿Qué queda tras la élite?

R. Para evitar el vacío tras la retirada hay que prepararse antes. Para mí fue más fácil porque lo compaginé con los estudios y el trabajo.

P. A algunos se les complicó la vida...

R. No todos nos planteamos las cosas de la misma manera, aunque todo es respetable. También tuve mis momentos de ir a la discoteca, pero luego tenía una familia que me daba el tirón de orejas. Si falta ese apoyo es más duro, aunque es difícil darle una explicación. La mayoría ahora están trabajando, pero siempre echaremos de menos a Jesús Rollán.

P. ¿Cómo recibió la noticia de su muerte?

R. Fue dramático y trágico. Era un amigo íntimo. Solo pudimos estar al lado de su familia. Todavía se nos saltan las lágrimas cuando lo recordamos.

P. ¿Dónde guarda la medalla?

R. En una vitrina con todas las cosas importantes. Desde mi primera medalla cuando era un chaval hasta el oro de Atlanta 96. La miro en los malos momentos.

P. ¿Conserva algo más de Barcelona?

R. La acreditación, la camiseta que cambié con un voluntario y un Cobi.

P. ¿Dónde está ahora?

R. En la piscina del Club Natació Atlètic Barceloneta, donde jugué cinco años.

P. ¿No decía que el agua solo para la ducha?

R. ¡Solo unos largos para tomar el sol! A veces nado mal para que la gente no mire y sospeche.

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Sobre la firma

Antonio Nieto
Desde 2018 es redactor de Vídeo de EL PAÍS. Antes, pasó sus primeros cinco años en la sección de Deportes del diario. Es licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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