España se atasca y se medirá a Francia en cuartos
La selección cae ante una firme Croacia (25-30) en el peor partido del campeonato de los de Valero Rivera
Con el pase para cuartos de final en el bolsillo, y con la primera plaza del grupo como quimera, España cayó ante Croacia, probablemente la mejor selección del torneo, en el, sin duda, peor partido de los de Valero Rivera en estos Juegos. Fallones, dormidos, anestesiados por la rocosa defensa balcánica, España transmitió en muchas fases del partido sensaciones muy opuestas a las de ese equipo que deslumbra si juega a lo que sabe.
Necesitaba una machada España para acabar primera de grupo, eso es, haber ganado por al menos siete goles a una selección, la balcánica, que no se le acaba de dar nada bien a los de Valero Rivera, al técnico en particular, que de cuatro enfrentamientos ante los croatas solo ha conseguido vencerlos en uno. Hubiese esperado Túnez, con el pase a las semifinales, por qué no decirlo, garantizado en un 90%. Pero España no estuvo a la altura. Bien es cierto que ha sido el equipo que más complicado se lo ha puesto a los croatas, pero solo en algunos tramos, demasiado efímero. En cuartos, el miércoles (15.30) aguarda Francia, el rival que nadie quería ver en un cruce y ante el que no habrá margen de error alguno.
ESPAÑA, 20; CROACIA, 25
España: Sterbik; Rocas (2, 1p), Maqueda (2), Guardiola, Morros, Cañellas (4) y Ugalde (3) -equipo inicial- Hombrados (p), Gurbindo (1), Víctor Tomás (5, 4p), Raúl Entrerríos (5), Aguirrezabalaga (2), Sarmientoy Aginagalde (1)
Croacia: Alilovic; Horvat (2, 1p), Kopljar (2), Duvnjak (4), Lackovic (7), Nincevic (-) y Vori (2) -equipo inicial- Losert (p), Balic (1), Gojun, Vukovic (2), Buntic (1), Strlek (2) y Cupic (7, 4p)
Marcador cada cinco minutos: 2-1, 4-3, 6-4, 8-6, 9-8 y 10-11 (Descanso) 13-14, 15-16, 18-19, 20-21, 22-25 y 25-30 (Final)
Arbitros: Geipel y Helbig (GER). Excluyeron por dos minutos a Maqueda, Víctor Tomás y Guardiola por España; y a Strlek y Gojun por Croacia.
Recuperado Eduardo Gurbindo después de la lesión que sufrió ante Corea del Sur, Rivera decidió reservar a Jorge Maqueda en la primera parte, máximo goleador de España en el torneo, seguramente para evitar el gafe que acompaña al equipo en esta competición: la de la lesión por partido. Le valió además para que Mikel Agirrezabalaga cogiera minutos y, sobre todo, confianza, que le ha faltado hasta ahora, y que no acabó de aprovechar el lateral del Barcelona, con solo dos goles materializados de siete intentos.
Si los primeros 15 minutos fueron ilusionantes, llegando a alcanzar tres goles de ventaja; con un Arpad Sterbik repeliendo todo lo que se acercaba, como se espera de él, y con un Raúl Entrerríos que dio visos de aparecer, por fin, en condiciones, tanto con los goles (cinco en todo el partido) como con pases imposibles, marca de la casa, los segundos 15 fueron una concatenación de errores, en ataque y en defensa, permitiendo a los croatas moverse alegremente por la línea de nueve metros, un fuego con el que no deberían jugar más los españoles si se vuelven a ver las caras.
No dejó de ser, en definitiva, un preámbulo de la segunda parte, donde España estuvo muy fallón, y, sobre todo, muy impaciente en el ataque, algo que desesperaba a Rivera en el banco, sabedor de que lo fuerte de su equipo es marear al rival moviendo el balón de lado a lado, ensanchando la cancha como si lo quisiera convertir en un campo de fútbol. Pero en la Caja de Cobre quienes campaban a sus anchas eran Cupic y Lackovic, que derrumbaron a la hasta ahora soberbia defensa, que, quién sabe, quizás ante Croacia ha tenido ese mal partido que siempre tienen los grandes equipos en torneos de este calibre.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.