Brasil tiene el viento a favor y Gran Bretaña se da el batacazo
La ‘canarinha’ supera a Honduras (3-2) y se medirá con Corea del Sur, que eliminó a los anfitriones en los penaltis ● La otra semifinal enfrentará a México con Japón
No hay mejor equipo que Brasil, al menos en cuanto a calidad individual, a figuras, a fútbol de salón cuando se lo propone. Pero Honduras, siempre física, inmune al desaliento, le puso en entredicho y si no le descabalgó de la competición fue porque a Crisanto se le cruzaron los cables y porque el colegiado vio un penalti que no era. La guindilla, en cualquier caso, la puso Leandro Damião, delantero del Internacional de Portoalegre que reclama a cada duelo internacional una oportunidad en Europa, estupendo en el juego de espaldas a la portería, soberano en los desmarques, certero en la definición. También apareció Neymar lo justo, lo suficiente, para desequilibrar el duelo. Demasiados factores que soplaron a favor de Brasil, flaco ante Honduras pero todavía favorito para el laurel de oro en los Juegos, algo que nunca ha conseguido en su historia olímpica. Un deber que logró Reino Unido cuando todavía exportaban el fútbol al continente, allá en 1908 y 1912 en las dos primeras ediciones de fútbol, pero que a buen seguro no repetirán en Londres; Gran Bretaña fue apeada en los cuartos por Corea del Sur en la rueda de los penaltis.
Brasil, 3 - Honduras, 2
Brasil: Gabriel; Rafael, Thiago Silva, Juan, Marcelo; Sandro (Danilo, min.42), Rómulo; Hulk (Lucas Moura, min.67), Óscar, Neymar; y Leandro Damião (Alexandre Pato, min,89).
Honduras: José Mendoza; Arnold Peralta, José Velasquez, Johnny Leverón, Maynor Figueroa; Wilmer Crisanto, Luis Garrido (Alex López, min.73), Roger Espinoza, Orlín Peralta (Alfredo Mejía, min.59); Mario Martínez y Jerry Bengston (Antony Lozano, min.87).
Goles: 0-1. M.12. Martínez. 1-1. M.38. Leandro Damião. 1-2. M.47. Espinoza. 2-2. M. 51. Neymar, de penalti. 3-2. M. 59. Leandro Damião.
Arbitro: Felix Brych (ALE). Expulsó a Crisanto y a Espinoza, en los minutos 33 y 90, ambos por doble amonestación. Además, mostró tarjeta amarilla a Sandro, Rómulo, Lerandro Damião y Óscar, de Brasil, y a Velasquez, Arnold Peralta y Figueroa, de Honduras.
Incidencias: Tercer partido de cuartos de final del torneo olímpico masculino de Londres 2012, disputado en un St James' Park, de Newcastle cerca del lleno con 42.466 espectadores.
Empecinado Menezes en el doble pivote en el eje, la selección palideció con la improvisación de Sandro y Rómulo. Mucho músculo y oficio; poco pase que desatascara las situaciones peliagudas y que originara ocasiones con ataque estático. Por lo que Neymar, que siempre quiere protagonismo, pelota, reculó su posición varios pasos para actuar de trampolín y remate, todo a la vez. Demasiado complicado. No había ingenio ni fútbol para desarbolar a un rival generoso en el esfuerzo, que entiende las ayudas defensivas como un modo de vida para salir escopeteado al contragolpe. En una de esas, Martínez resolvió en el área y le metió el miedo en el cuerpo a todo Brasil, que, a buen seguro, tenían el duelo frente a España –donde la selección de Milla cayó derrotada por más que jugara al Ataque y gol en el segundo acto- como una referencia de la fatalidad. Pero Crisanto, en un solo minuto hizo dos entradas desmedidas –la segunda al intentar detener a Neymar-, dos cartulinas amarillas que le enviaron a la caseta antes de tiempo y, posiblemente, a Honduras, por más que los catrachos esgrimieran lo contrario. “No te has metido en el encuentro”, le recriminó en repetidas ocasiones el entrenador, con cara de malas pulgas y palabras toscas, al futbolista cuando enfilaba hacia el túnel de vestuarios.
En el desconcierto rival hurgó Damião, que aprovechó un terrible despiste de la zaga hondureña, estéril a la hora de sacarse de encima una pelota envenenada, huérfana de dueño en el área chica. Pies por delante, toque de balón y a la red. Nada, en cualquier caso, que tumbara la voluntad de Honduras. Fue El Chino Espinoza, magnífico en el desborde, el que recibió en la frontal del área, salió de un regate hacia su perfil bueno y soltó un latigazo raso que superó la estirada del meta Gabriel. Un gol de bandera que reflejó, en cualquier caso, que a Brasil se le agujerea porque el equipo se parte –demasiados espacios entre las líneas- en dos. Pero le sobra pegada. Por eso le duró tan poco la dicha a Honduras.
Demasiados factores ayudaron a Brasil, flaco ante Honduras pero todavía favorito para el laurel de oro en los Juegos, algo que nunca ha conseguido en su historia
De nuevo en un error de la zaga, que no supieron darle una salida limpia del balón entre Figueroa y Velásquez, condenó a Honduras y encumbró a Damião, aunque esta vez fuera por pícaro, porque se tiró a la lona a la que vio los pies rivales. Simulación, pero penalti. Neymar, atinado, resolvió desde los 11 metros. Una cóctel magnífico el de Neymar y Damião, que mezclaron poco después con un pase interior del primero y una jugada de ariete del segundo; recibió de espaldas, se giró y armó el disparo en un santiamén. Era el punto final de Honduras, que acabó con nueve por otra doble amarilla a Espinoza. Para entonces, Brasil, que no falla aunque tenga una mala tarde, ya estaba en semifinales. Ahora se medirá a Corea del Sur.
Aspirante al cetro, sobre todo desde que se descontara a España de la pelea, a Gran Bretaña se le presuponía el deber de alcanzar la final ante Brasil. El papel de favorito, sin embargo, se le quedó grande ante Corea del Sur, equipo correoso, siempre espléndido en el sacrificio, con un fútbol directo pero a la luz del rayo, con las ideas claras. Y con eso le alcanzó para tumbar a la Gran Bretaña de Giggs y Bellamy, de Sturridge y Ramsey, de tan buenos futbolistas. Incapaz de articular un fútbol punzante, el equipo de Stuart Pearce -ya fracasó con la absoluta y con la sub-21 ni siquiera pasó de la primera fase en la Euro de 2011- palideció ante las embestidas rivales. Ni siquiera los dos penaltis le aliviaron; Ramsey marcó el primero pero no el segundo, y el duelo, después del tanto de Ji, alcanzó la prórroga y los penaltis. Atinados en la definición, los coreanos se impusieron para pasar de peldaño y abonar el fiasco del contrario.
En la otra semifinal, México, que batió en la prórroga a Senegal (4-2), se batirá a Japón, que desmadejó a Egipto (3-0). Así, el fútbol será un duelo entre América y Asia, poco esperado si se atiende a las previsiones iniciales del torneo, donde solo parece cumplir Brasil y a duras penas.
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