Los jugones de Valero
España liquida desde todos los ángulos a Corea del Sur (33-29) y se clasifica para cuartos de final, después de que Dinamarca derrotase a Serbia
Si España se deja de experimentos, es decir, si juegan como solo ellos saben, podrán llegar prácticamente hasta donde lo deseen. No hay equipo de balonmano, con permiso de Francia, con las condiciones de esta selección de Valero Rivera, con tanto jugón que pueda resultar determinante, sin una estrella sobre la que tenga que moverse todo el engranaje. Pero si se desnaturalizan hasta Corea del Sur, el rival más débil que se van a encontrar en el campeonato, les puede meter el miedo en el cuerpo.
Por mucho que alguno lo considere imposible, el madrugón trajo buenas noticias. La primera, la recuperación de Arpad Sterbik. El guardameta, que cayó en el primer suspiro del debut ante Serbia, ha podido resarcirse y disputar todo el partido. No es que estuviera tan entonado como de él se espera, pero sí tuvo unas cuantas intervenciones determinantes, sobre todo al final del primer tiempo, cuando evitó, con 15-14, que los surcoreanos igualasen.
Como ocurrió contra Serbia y contra Dinamarca, los de Rivera desplegaron de inicio un balonmano como pocos se suelen ver hoy en día. Feroces en ataque y sólidos atrás, con Gedeón Guardiola y Viran Morros sembrando el pánico de nuevo -más que otra buena noticia, esta es ya una constatación-, una auténtica pesadilla para el ataque del equipo asiático. Aparecieron jugadores que hasta ahora no habían dado un paso al frente, y que son necesarios, como Joan Cañellas y Raúl Entrerríos, dos genios, auténticos trileros del balón, que descargan presión, trabajo y minutos a Dani Sarmiento, vigía del juego español.
España 33- Corea del Sur 29
España (16+17): Arpad Sterbik; Rocas (3), Gurbindo, Sarmiento (5), Cañellas (2, 1p), Ugalde (6) y Aginagalde (4) –equipo inicial-. Hombrados, Maqueda (4), Víctor Tomás (3), Raúl Entrerríos (2), Aguirrezabalaga (1), Morros (1) y Guardiola (2).
Corea del Sur (14+15): Chanyoung Park; Jae Woo Lee (8, 4p), Yu, Junggeu Park (3), Lim, Han Jeong (4) y Paek (1) –equipo inicial-. Changwoo Lee, Yi Kyeong Jeong (4), Kyungsuk Park, Jung, Ko, Eom y Yoon.
Árbitros: Lazaar y Reveret (FRA).
Estadio: Copper Box.
Pero como también sucedió en los dos primeros partidos, España pareció sufrir un cortocircuito mediada la primera parte. Cuando dejó de jugar a lo que saben. Cuando cayó en la trampa de Corea del Sur, que peleó hasta convertir la Caja de Cobre en un avispero, en un ir y venir del balón sin control, buscando el uno contra uno, el sprint constante, la anarquía, un sistema en el que España no está cómodo.
Puso, pues, orden Arpad Sterbik antes de irse a la ducha, y la vuelta fue otro cantar. Los surcoreanos no tienen la capacidad física para aguantar a España, y mucho menos para soportar a Guardiola y Morros, así que todo era cuestión de paciencia, de templar el partido, de no precipitarse en el ataque, donde uno por uno fueron desfilando el brazo de Jorge Maqueda, clave en todo el campeonato y más ante los asiáticos, después de que se retirase, aparentemente lesionado Eduardo Gurbindo (en principio podrá seguir en la competición); la consistencia de Julen Aginagalde en los seis metros; la velocidad de Cristian Ugalde en el extremo izquierdo... así hasta lograr sentenciar a los surcoreano y poner pie y medio en los cuartos de final. Un pase que se certificó matemáticamente horas más tarde, después de que Dinamarca derrotase a Serbia (26-25), a quien los de Rivera ganaron en el primer partido.
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