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El triunfo del modelo social

Francia brilla en la piscina con una fórmula basada en los clubes y en el gasto público No hay lujos, Agnel y Muffat se entrenan calle con calle junto a jubilados y niños en Niza

D. T.
Agnel ondea la bandera francesa tras uno de sus oros.
Agnel ondea la bandera francesa tras uno de sus oros.REUTERS

La piscina olímpica recuerda cada día que China es la potencia emergente por excelencia, que el modelo soviético (Rusia, Polonia y Hungría) está en crisis, que la estructura universitaria y colegial sigue siendo la base de Estados Unidos, que el régimen clasista de la natación británica encuentra limitaciones cada vez más evidentes y que de entre todas las naciones europeas se destaca Francia. Por encima de Alemania, cuyo reciente esplendor coincidió con el paréntesis de los bañadores impermeables, el modelo francés, de inspiración social, sale victorioso. Al menos, a la luz de unos resultados históricos para la natación francesa, que condiciona cada jornada de competición con Yannick Agnel y Camille Muffat, dos nadadores soberbios. Francia lleva cosechadas en cinco días tres medallas de oro. Tantas como las que obtuvo en los 110 años precedentes de participación olímpica.

La natación francesa vive del gasto público y del gasto privado. Los tres actores de la fórmula son el Estado, la federación y los clubes. En la cúspide de la pirámide se sitúa el Ministerio de Deportes, que beca por categorías a los nadadores según sus marcas, y subvenciona a la federación y a los clubes dedicados a la alta competición. Bajo la gestión del Instituto Nacional de Deportes (INSEP), dependiente directamente del estado, se han constituido dos centros de alto rendimiento. Uno de esos centros está en el bosque de Vincennes, cerca de París, y el otro en Font Romeu, en el Pirineo. Pero los nadadores que baten los récords nacionales suelen entrenarse en clubes privados.

La lista de los clubes que alimentan la natación francesa es limitada y no se caracterizan por su poderío económico. Del Club de Natación Olympique de Mulhouse surgieron fondistas como Sebastien Rouault, y mariposistas como Amaury Leveux o Aurore Monguel. En el Amiens Metropole Natation se formó Jérémy Stravius, que nada los estilos y la espalda. El velocista Frederic Busquets representó al Círculo de Nadadores de Marsella. Otro velocista, el campeón olímpico de 100m libre en Pekín, Alain Bernard, entrena en el Círculo de Nadadores de Antibes. El Club Nautique Havrais amparó al bracista Huges Duboscq, un especialista raro en su país. Pero es en el Club Olympic Natation de Niza en donde ha explotado la última gran camada. Bajo la dirección de Fabrice Pellerin, en Niza se han desarrollado Yannick Agnel, Camille Muffat, Clément Lefert y Charlotte Bonnet. El núcleo duro de los mejores logros franceses en Londres.

El Ministerio de Deportes subvenciona a los nadadores en función de sus marcas

Fue Claude Fauquet el encargado de impulsar la reforma que ha puesto a Francia entre las primeras potencias de la natación. El ex director técnico de la federación impuso un riguroso sistema de marcas mínimas para hacer selecciones y estimuló la tecnificación de los entrenadores desde la tolerancia y la generosidad. Al revés que otros directores técnicos europeos, que asfixiaron a sus equipos con inclinaciones centralistas y autoritarias, Fauquet exhibió manga ancha para que cada entrenador desarrollase su propio programa en su club. El Ministerio de Deportes, que en Francia tradicionalmente ha protegido a la figura del entrenador, hizo su parte para conservar una base rica en técnicos bien preparados. Así se consolidaron grupos prometedores alrededor de Romain Barniere en Marsella, Philippe Lucas en Melun, o Pellerin en Niza, entre otros casos. La escuela es de todo menos uniforme. El propio Fred Vergnoux, el entrenador más influyente del equipo español, es francés.

Vergnoux suele decir que España no tiene nada que envidiarle a Francia, ni en cuanto a subvenciones estatales ni en cuanto a piscinas, ni a infraestructuras para hacer concentraciones. Es cierto. El fuerte de Francia no son los metros cúbicos de agua dedicada a la alta competición. En Niza, las grandes figuras de estos Juegos, Agnel y Muffat, deben convivir calle con calle con grupos de niños y jubilados que acuden a utilizar la piscina del club, que también es de uso municipal. Lo dijo el excéntrico Lukas, el maestro de la campeona olímpica de 2004, Laure Manadou: “Con los medios que tenía en Francia sólo se podía hacer bricolaje”.

Con medios limitados, sin embargo, hubo entrenadores que sacaron petróleo para alimentar una refinería. Camille Muffat explica la vieja fórmula: “Nadamos siete días a la semana, mientras otros libran el fin de semana completo. Nosotros descansamos dos medias jornadas cada tres semanas”.

Agnel y Cielo, fuera del podio en los 100m libre

El brasileño César Cielo, bronce en los 100m libre en Pekín 2008, se quedó hoy fuera del podio en la misma prueba, en una final en la que se impuso, contra todo pronóstico, el estadounidense Nathan Adrian, y en la que el francés Yannick Agnel, la gran sorpresa de estos Juegos, tampoco estuvo entre los mejores.

Cielo, que además es el vigente campeón del mundo de esta especialidad y campeón olímpico en los 50 metros libre fue sexto con 48,04, por los 47,52 del norteamericano, que se impuso por una centésima al australiano James Magnussen, plata con 47,53, y al canadiense Brent Hayden, bronce a 28 centésimas.

Agnel fue cuarto con 47,84 y el cubano Hanser García, séptimo a 0,52 del medallista de oro, que remontó dos posiciones en el último 50, cuando Cielo era el primero. El brasileño perdió seis posiciones en el último largo, con parciales de 22,60 el primero y 25,32 el segundo por 22,64,y 24,88 del campeón.

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Sobre la firma

D. T.
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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