Rossi llama a la puerta de Yamaha

Si el anuncio de la marcha de Casey Stoner agitó el mercado de MotoGP para luego dejarlo prácticamente como estaba -con Lorenzo en Yamaha y Pedrosa en Honda, aumento sustancial de algún contrato por delante-, el de Ben Spies, otro que también ha decidido abandonar el Mundial, ha dejado una puerta abierta a la que llama hasta el mismísimo Valentino Rossi, no sea que alguien le dé paso. Spies anunció el pasado martes, a través de un portal web y de manera unilateral, que no seguiría en Yamaha al finalizar el presente curso. Dice que no sabe dónde estará ni qué hará el año próximo, aunque fuentes cercanas apuntan a que dejará el Mundial y regresará al AMA, el campeonato americano de Superbike, de donde salió, que le dará mayor tranquilidad y tiempo libre.

La fábrica japonesa no había hablado todavía con el estadounidense; su director general, Lin Jarvis, le pedía unos resultados que no llegaban y decía a los cuatro vientos que el dueño de esa segunda M1 oficial podía ser casi de cualquiera, entre ellos, los principales aspirantes: Andrea Dovizioso (que suma cuatro podios con la Yamaha satélite este año), su compañero en el Tech3 Cal Crutchlow, y un Rossi decepcionado con el rendimiento de su Ducati. El futuro de los dos últimos depende básicamente de la decisión que tome el italiano, que tras el adiós de Spies parece acercarse más a la que fue su casa durante siete temporadas y con la que ganó cuatro títulos. Hace tiempo que Ducati entabló conversaciones con Crutchlow en previsión de que Rossi se marcharía, pero el empeño de Audi, nueva propietaria de la casa de Borgo Panigale, que le ha prometido una mejor moto, además de garantizarle una ficha inalcanzable para el resto de equipos -Rossi es el mejor pagado, cobra 12 millones de euros-, obliga a una profunda reflexión.

Rossi está decepcionado con el rendimiento de su Ducati, y su futuro depende de él mismo

Y en ello está Rossi. Que llama a las puertas de Yamaha. Pretende dar la sensación de que habla en clave, pero todos saben a quién se refiere cuando apunta que tiene “alguna otra opción” para 2013. Aunque en Yamaha niegan que se haya producido un acercamiento formal -señalan también que, después de hablar con Spies, se entablarán las negociaciones pertinentes, seguramente ya este fin de semana en EEUU-, nunca se le ha cerrado la puerta a Rossi: “Todo es posible”, responde Jarvis cuando se le pregunta al respecto. Y el de Tavullia le regala los oídos a la fábrica de los diapasones: “El dinero ahora no es lo más importante. La otra opción es más segura, sé que sería competitivo en menos tiempo”, explicó antes de afirmar que esta es una de las decisiones más importantes de su carrera.

“Todo estará más claro en las próximas semanas. En el parón veraniego tomaré una decisión. Haré balance y decidiré”, apunta. Así que, probablemente, el desenlace se conozca en Brno, el escenario en el que ya anunció hace dos años que cambiaría Yamaha por Ducati, un movimiento que todavía no ha dado resultado. Es más, es tan poco el convencimiento del italiano que en plena negociación -“He hablado mucho con Ducati sobre el año que viene, pero todavía hay aspecto del contrato por aclarar”, dijo ayer- afirmó que no tenía la seguridad de que las mejoras prometidas llegarían: “En un año y medio no hemos sido capaces de resolver los problemas que tenemos”, señaló en Mugello. Siempre supo Valentino cómo y cuándo decir las cosas, cómo y cuándo ejercer la presión. Ahora le queda la parte más difícil: acertar en su decisión.