“La vela me dejó dos hernias”
Patricia Guerra ganó en Barcelona con Theresa Zabell un oro en el deporte que más medallas ha dado a España
Patricia Guerra (Las Palmas, 1965) se despertaba durante los Juegos de 1992 comprobando el viento desde su habitación en la Villa. Caminaba al puerto sabiendo que no podía fallar, pues la regata que los navegantes pueden descartar en la competición fue la de su primer día, en la que con su compañera, Theresa Zabell, hizo una salida prematura. No fallaron en ninguna otra de las seis y la última la terminaron séptimas, pero sabiendo que, por puntos, el oro era suyo. Uno más para la vela, el deporte que más medallas (17) y oros (11) ha dado a España.
Pregunta. ¿Qué guarda?
Respuesta. La medalla está en un cajón, en casa. Hasta hace poco guardaba el chándal, pero el otro día hice limpieza y tiré todo. Bueno, los diplomas y un cuadro que nos regalaron, no.
P. ¿Qué fue de la embarcación, ese 470?
R. Era de Theresa y lo vendió. Guardados no sirven para nada.
P. ¿Queda algo de aquella Patricia de 27 años?
R. Pues dos hernias discales y las cervicales hechas polvo. Guardo muy buen recuerdo, pero ni he vuelto a subir a un 470 ni pienso. Ahora tienen fisioterapeutas, pero en nuestra época era machaque puro y duro.
P. ¿Cómo ve la vela española en estos Juegos?
Ni he vuelto a subir a un 470 ni pienso hacerlo.
R. Tara Pacheco pertenece al club del que soy presidenta aquí, en Las Palmas. Sigo y conozco a los otros canarios que irán, Onán Barreiros y Aarón Sarmiento. Tienen posibilidades, pero, por muy preparado que estés, tienes que tener suerte.
P. ¿Dónde está ahora?
R. En el club de tenis en el que mis hijos toman clases. Vengo a recogerlos para llevármelos a comer.
P. ¿Qué hubo tras la vela?
R. Acabé la carrera de derecho y trabajé en un despacho de abogados en Barcelona, pero lo dejé. Mi marido sigue unido a la navegación [Robert Hopkins disputa la Volvo Ocean Race] y hemos viajado mucho. Ahora intentamos compaginar esa vida con tres hijos.
P. ¿Alguien más de su familia se dedica a la vela?
R. Mi hija de 11 años navega en mi club. Me gustaría que le cogiese cariño. Yo ni me acuerdo de cómo empecé, pero es complicado para los niños porque se puede coger miedo. Estar solo en un barco en el mar...
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