Londres busca su corazón
El frío y la lluvia de los días previos, además de una población multinacional, condicionan el ambiente olímpico en la capital
Andy Sutherden, responsable de las actividades globales en el área deportiva de la consultora Hill+Knowlton, ha vivido muy de cerca el largo camino olímpico recorrido por Londres. “Mi papel en la candidatura de Londres era trabajar en las relaciones públicas internas dentro del país, trabajar para asegurarnos de que Gran Bretaña no se derrotaba a sí misma. Para conseguir los Juegos has de demostrar que tienes el apoyo del país, y eso implicaba lidiar con la famosa prensa británica y conseguir que se convirtiera en una herramienta para el éxito y no para el fracaso”, explica. “Lo más difícil era justificar la candidatura de Londres frente a opciones como Birmingham, Manchester o Cardiff”, añade.
La conversación se desarrolla en un café de la estación de Saint Pancras, un lugar elegido por él mismo, “porque este es uno de los grandes nudos de comunicaciones de los Juegos: desde aquí se llega en cinco o seis minutos al Parque Olímpico de Stratford en el tren jabalina”. “Solo los Juegos han podido acelerar las infraestructuras de esta manera. Ningún partido político habría podido conseguir la aprobación de los permisos necesarios para una reurbanización semejante si no hubiera sido para algo como los Juegos”, asegura. “Hay que tener en cuenta que hay muchos niveles de administración, nacional, regional, local, muchos grupos de presión, mucho debate en torno a cuáles han de ser las prioridades del gasto. Poner de acuerdo a tantas partes y organizar un programa de infraestructuras olímpicas que se ha acabado a tiempo y dentro del presupuesto y modernizar una parte de Londres que hace tanto tiempo que lo necesitaba es en sí mismo el mayor logro de los Juegos”.
Sutherden asegura: “Aunque parezca increíble, una de mis mayores preocupaciones es el tiempo”. “Todo el mundo estará más a gusto, y desde luego se verá mucho mejor en la televisión, si luce el sol”, conviene. Después de tres meses de lluvia y temperaturas mucho más bajas de lo habitual, los meteorólogos anuncian sol a raudales y temperaturas de hasta 30 grados en los próximos días, pero aún no está claro qué ocurrirá durante los juegos.
El frío no solo ha sido climático. A los londinenses les está costando entrar en el calor olímpico. “Londres tiene una población muy diversa. Y el mensaje de que queremos recibir al mundo de alguna manera se diluye en esa diversidad”, se justifica. “Quizás en Barcelona, en Los Ángeles o en Pekín había un mayor sentimiento de orgullo nacional porque los nacionales predominaban a la hora de hablar de los Juegos, mientras que en Londres tenemos una población multinacional. Pero más importante que eso es el hecho de que los británicos solo nos excitamos de verdad cuando llega el momento cumbre, no mientras estamos a años o meses vista. Siempre esperamos al último minuto para celebrar. Ya pasó cuando la designación: durante meses dominaron los titulares negativos y las malas noticias pero cuando Jacque Rogge abrió el sobre y dijo ‘Londres’, hubo una explosión de euforia”.
Solo nos emocionamos al llegar el momento cumbre Andy Sutherden, consultor
A su juicio, las celebraciones del jubileo de la reina, hace unas semanas, “han servido para inyectar un sentimiento de patriotismo y de orgullo nacional por la capacidad del Reino Unido de organizar acontecimientos de alto perfil seguidos en el mundo entero”. “Eso ha subido la temperatura ambiental en un país preocupado por la recesión y en un momento muy adecuado, justo en vísperas de los Juegos”.
Además de la lluvia, lo que más teme Sutherden es la posibilidad de que grupos de protesta utilicen los Juegos como amplificador. “Londres tiene una gran tradición de libertad de expresión y de ofrecerse como plataforma para cualquier grupo que protesta por algo. Aquí no puede hacerse como en Pekín, donde crearon en algunos parques zonas acotadas en las que se podía protestar. Los grupos protesta tienen derecho a expresarse, pero los organizadores y los patrocinadores han de conseguir que no se conviertan en el titular”, advierte.
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