Cavendish reclama su territorio

Cavendish recibió en la penúltima oportunidad el premio que viene reclamando por rango desde que comenzó el Tour de Francia. Apurando porque Sky no le llevó hasta los puestos de cabeza hasta que se divisó la meta, pero sobrado porque en el sprint fue un vencedor inevitable; tanto que Luis León ni le disputó la victoria cuando le vio pasar por su derecha como una exhalación. Cavendish, el británico de las 22 victorias que andaba enfadado porque se ve apartado de los focos que ahora acaparan Froome y Wiggins, fue un ciclón en la llegada. En la meta agradeció con un abrazo que quien ha aglutinado todos los esfuerzos del equipo en esta edición, Wiggins, fuera el primero en arremangarse por él en las calles de Brive la Gaillarde.

Una larga escapada animó el día después de la última jornada de montaña y de paso, aceleró el ritmo hasta los 45 kilómetros por hora. Fueron 16 corredores, y allí había de todo: el fugado de cada día del Europcar (Arashiro), la mejor lanzadera de Alejandro Valverde en la jornada de ayer (Rui Costa, Movistar), veteranos ilustres (Vinokourov, Astana) y, algo inusual, un ciclista de Sky con aspiraciones de llevarse la victoria de etapa (Boasson Haggen).

Tantos había en el grupo, que en el pelotón no eran demasiados los equipos interesados en darles caza. No lo estaba Sky y no lo estaba Lotto, el equipo de Greipel), porque por unos momentos pensaron que Boasson Haggen y Hansen podrían plantarse en la meta de Brive la Gaillarde con opciones de victoria. Hasta que llegó momento en que dejaron de pensarlo. Liquigas, Euskaltel y Rabobank tiraron hasta recortar los más de tres minutos que llegaron a acumular los escapados a menos de treinta segundos. Entonces sí, Sky decidió que Mark Cavendish, 21 victorias en el Tour, solo una en esta edición, merecía una nueva oportunidad.

Así que puestos en faena Liquigas y Sky, poco quedaba por hacer. Y eso que Vinokourov, Paolini, Roche y Luis León, incorporado a última hora, resistieron como jabatos. Hansen no tanto, porque recibió la orden de mantenerse a rueda. Sky jugaba las dos bazas, pero la buena era la de Cavendish. Al final, fue la lucha de unos pocos contra muchos. De los resistentes contra el ejército poderoso. De los últimos de los 16 fugados, que se veían merecedores por derecho propio de la victoria de etapa, contra el pelotón, decidido a plantarse en el territorio que los escapados consideraban suyo porque siempre es más fuerte. Y quien tomó posesión fue el pelotón con el, hasta ahora, su primer espada. Es quien más etapas acumula, y no se alcanzan 22 victorias en la Grande Boucle por cualquier cosa, sino porque en ocasiones como hoy, es capaz de superar a sus competidores por varias ruedas de ventaja. Ya fuera por riñones, porque tiene más fuerza o porque calcula como nadie cuándo lanzar la estocada final, Cavendish se llevó la etapa, como tantas otras veces.

Prólogo: Las variaciones Cancellara

Primera etapa: Los domingos generosos

Segunda etapa: Contra la melancolía, Cavendish

Tercera etapa: La construcción del personaje Sagan

Cuarta etapa: ¿Será Greipel el bosón de Higgs?

Quinta etapa: Y una montaña en San Quintín

Sexta etapa: Una guerra de guerrillas

Séptima etapa: El 'nuevo ciclismo' toma el poder

Octava etapa: Wiggins y sus 'enemigos'

Novena etapa: Wiggins, un Indurain muy locuaz

Décima etapa: Los maquis del Grand Colombier

Undécima etapa: Cuando el segundo es mejor que el primero

Duodécima etapa: Pedaleando en la luz

Decimotercera etapa: 14 de julio en Sète con Wiggins

Decimocuarta etapa: Luis León, la memoria genética y el instinto

Decimoquinta etapa: Una victoria sobre una garrapata

Decimosexta etapa: Wiggins, en su burbuja

Decimoséptima etapa: El derroche emotivo y Valverde