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EL CHARCO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La foto que no fue

Avanzaba la tanda y empecé a sospechar que algo raro ocurría. El mejor pateador, el mejor futbolista y el máximo protagonista no era el primero de la lista

Cristiano, durante la tanda de penaltis
Cristiano, durante la tanda de penaltisFRANCK FIFE (AFP)

La segunda vez que vi The Shining (El Resplandor), de Stanley Kubrick, no tuvo el mismo efecto la famosa escena en la que la protagonista, Wendy, encuentra primero en una hoja sobre la máquina de escribir y luego en los cientos de páginas de la novela que supuestamente escribía su marido la misma frase repetida maniáticamente una y otra vez. El horror psicológico ya no era tal. No solo porque carecía de la sorpresa de la primera vez, sino también porque, al tratarse de una versión doblada, traducía la frase repetida en las hojas. La original, All work and no play makes Jack a dull boy, había sido cambiada por un refrán autóctono: “Más vale pájaro en mano que ciento volando”. Lo cual disminuía el efecto de la versión original al eliminar la autorreferencia de Jack Torrance, el personaje del escritor, homónimo de Jack Nicholson, el protagonista.

Al no ver patear a Cristiano, solo pensaba en lo peligroso que puede resultar el ego

Ayer, a medida que se sucedían los penaltis, pensaba en la estrategia de los portugueses. En las razones por las cuales, en contra de todos los manuales, el mejor pateador, el mejor futbolista y el máximo protagonista no era el primero de la lista. A medida que la tanda avanzaba, empecé a sospechar, igual que Wendy, que algo raro ocurría. Descartada una lesión, pensé en que iría el segundo..., el tercero... Cuando Alves tomó carrera para patear el cuarto, descubrí, no sin horror deportivo, que quizá el mejor pateador no pateaba porque, atrapado dentro de sí mismo, como Jack en el solitario hotel Overlook, pensaba guardar su tiro para un momento que estuviera a su altura. Para el final. Para la foto.

Tras el gol de Cesc en la definición, que dio el merecido pase a la final a España, solo podía pensar en lo peligroso que puede resultar el ego, en la fragilidad que suelen tener los futuros imaginados y en aquella frase, frenéticamente mecanografiada por Jack en su novela en la versión doblada de la película de Kubrick. No le vendría mal a Cristiano repasar esa novela de Jack.

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