“Merkel no da crédito”
La euforia griega duró apenas seis minutos, los que se quedó de piedra la canciller alemana, que asistió al encuentro
Seis minutos. Eso fue lo que duró el estallido de júbilo de la animosa hinchada griega en el Arena Gdansk en el que muchos calificaron como el “derbi de la deuda”. Fueron seis minutos de conmoción en una grada llena a rebosar, con sus 39.150 localidades ocupadas. A la mayúscula sorpresa de que Grecia empatara a uno tras el tanto obtenido por Lahm en la primera parte, se añadió la agitación por la carga simbólica que conllevaba el pulso entre alemanes y griegos.
La canciller alemana, Angela Merkel, que asistió al partido, se quedó de piedra por un momento. El efecto del tanto de Giorgos Samaras en el minuto 55 exacerbó el clima de batalla simbólica con la que acudió la animosa hinchada griega al partido. “Merkel no da crédito”, fue uno de los mensajes jocosos que inundaron Twitter, en relación a la que consideran la principal responsable de la austeridad draconiana que les ha sido impuesta.
La euforia griega duró poco. Un golazo de Khedira encauzó el duelo tal como se preveía. No en vano, Alemania es el único equipo que ha ganado todos los partidos de la Eurocopa, sumaba ya 14 victorias seguidas en sus últimos encuentros oficiales y no había perdido ninguno de los ocho partidos que había disputado ante Grecia.
En la grada predominó el buen ambiente. No faltaron las pancartas ocurrentes. “Vosotros tenéis euros, nosotros tenemos corazón”, rezaba una de ellas. “Partido contra el mandato del régimen de la deuda”, se leía en otra. Dos seguidores alemanes sujetaban un póster con la foto de Merkel y un saludo: “Hola mamá”. Otros sostenían una tela que reproducía un billete de 500 euros.
La canciller alemana se levantó de su asiento alborozada para aplaudir el gol de Khedira que puso fin a la sorpresa que produjo el 1-1. Klose y Reus acabaron redondeando el triunfo, suavizado por el penalti transformado por Salpingidis. El derbi de la deuda acabó en 4-2, pero la afición griega disfrutó de lo lindo, aunque fuera por seis minutos.
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