Hay un tipo de pelo largo y rubio que viaja a Ucrania con la expedición alemana. Es Patrich Broome, el profesor de yoga. El seleccionador, Joachim Löw, lo quiere cerca para relajar a los jugadores antes de los partidos y de los entrenamientos con sus ejercicios. “No solo queremos estar al máximo física, sino también mentalmente”, dijo Löw para justificar la presencia de Broome, reclamado por los seleccionados después de haber estado tres semanas con ellos en Cerdeña y el sur de Francia como preparación para la Eurocopa.
Queremos estar mentalmente al máximo”, explicó el seleccionador, Löw
“Desde fuera, a los jugadores solo los juzgan por cuánto ganan y por cómo jugaron ayer, pero yo les digo que aquí importan por lo que son: seres humanos. Eso nadie se lo dice”, filosofa Broome, que superó una leucemia después de un tratamiento de quimioterapia. “Los jugadores alcanzan fama y dinero muy pronto y el yoga les abre la mente”, añade. El central Mertesacker es el más entusiasta con las prácticas de la disciplina oriental. “A mí me divierten mucho”, abunda el extremo Podolski, fichado por el Arsenal.
El profesor de yoga fue contratado hace siete años por el anterior seleccionador, Jürgen Klinsmann. Este supuso una revolución en la federación alemana de fútbol: muchas innovaciones apoyadas por quien era su segundo, Löw, y continuadas por el actual seleccionador. A la Nationalmannshaft llegaron un psicólogo, un profesor de yoga, dos fisioterapeutas estadounidenses… Estuvieron a punto de fichar como director deportivo al entrenador de la selección germana de hockey hierba. Avalados Klinsmann y Löw por un tercer puesto en el Mundial de 2006, la final de la Eurocopa de 2008 y otra nueva semifinal en el Mundial de 2010. Solo así pudieron contener a la vieja guardia, refractaria a tantos cambios. En la Copa del Mundo de Sudáfrica, el agente de Ballack le confesó a un periodista germano que la federación era “una banda de maricones”.
Löw es más diplomático que Klinsmann, siempre dispuesto a enfrentarse por una idea con quien se ponga por delante. Aunque fuera chocar contra la cultura futbolística del Bayern cuando fichó como su entrenador en junio de 2008. Solo duró unos meses en Múnich y dejó como polémico legado las figuras de unos budas en el tejado de la nueva residencia de los chicos de la escuela del Bayern.
Su obra es mucho más reconocida en la selección alemana, perfeccionada por la mano izquierda de Löw para aceptar a Matthias Sammer como director técnico de la federación, a pesar de no tener afinidad con él. Alemania se siente fuerte en la Eurocopa después de sus dos victorias, ante Portugal y Holanda —el único equipo que venció en sus dos primeros encuentros—, y confía en clasificarse primera superando hoy a Dinamarca. Si lo fuera, se desplazaría a Varsovia para disputar los cuartos de final; y si es segunda, se quedará en su casa de Gdansk. Con el profesor de yoga.
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